Creednos cuando decimos que no existe un destino tan atractivo y espectacular como Turquía. Historia viva, paraísos naturales y un montón de actividades nos esperan en este país, que es un destino ideal para toda la familia.
Rompiendo esquemas
Los europeos solemos pecar de extremadamente cautos a la hora de programar nuestras vacaciones y, con frecuencia por desconocimiento, nos dejamos guiar por impresiones totalmente erróneas. Lo que suele ocurrir con Turquía es que generalmente lo identificamos con un país con poca tradición turística. No es cierto.
Comencemos diciendo que la realidad es muy distinta. A Turquía se puede aplicar, mejor que a ningún otro país, el manido término de “crisol de culturas”. Pocas ciudades conocemos que tengan una impresionante mezquita y, enfrente, una de las iglesias cristianas más importantes del mundo Ese es el caso de la Mezquita Azul y Santa Sofía, ambas en Estambul.
Añadimos a todo esto la calidez de la población turca, cuya simpatía y amabilidad se han convertido ya en la mejor carta de presentación de este país. En esta suma de bondades podríamos terminar añadiendo que Turquía se convierte en el marco ideal para proponer una serie de actividades divertidas para que los más pequeños de la familia disfruten también de este viaje. ¿Todavía no te parece Turquía un destino apetecible?
Un viaje por la historia
El hecho de que Turquía sea un país situado entre Europa y Asia, lo ha convertido desde sus comienzos en un asentamiento para algunas de las civilizaciones más importantes de nuestra historia.
Aunque no es el yacimiento arqueológico más vistoso, sin duda es el más llamativo: Troya. La mítica ciudad nos espera en la región del Egeo.
También en la región del Egeo nos esperan las asombrosas ruinas de Efeso, un auténtico museo al aire libre, donde podremos disfrutar de monumentos como la Biblioteca de Celso o el Templo de Adriano, por citar solo dos de los increíbles monumentos históricos que nos esperan en este enclave. Cerca de las ruinas de Efeso se encuentra la Casa de la Virgen, donde cuenta la tradición que la Madre de Jesús vivió sus últimos años.
Troya y Efeso son solo dos de los mútliples enclaves arqueológicos que podemos encontrar en Turquía. Si tienes la oportunidad, no te pierdas otras maravillas, como las Tumbas en la roca, en Myra, o los Doce Dioses, en Yazilikaya.
Una ciudad increíble
No podemos dejar de mencionar la que, sin duda, es su ciudad más especial y encantadora: Estambul.
La ciudad que antaño se llamó Bizancio o Constantinopla es una oportunidad para disfrutar con el descubrimiento de algunos de sus rincones más encantadores. No te puedes perder la visita a la Mezquita Azul o al Palacio de Topkapi, que nos trasladan a una especie de país de las maravillas.
Tampoco puedes dejar la oportunidad de hacer algunas compras en el Bazar de las Especias o el Gran Bazar, donde además de conseguir algún recuerdo típico del país, pasaremos un buen rato practicando el deporte favorito de los comerciantes turcos: el regateo.
Si el Gran Bazar nos agobia por su enormidad, el Bazar de las Especias es una opción para pequeños regalos y compras no muy caras. También hay joyerías, pero en menor medida. Si se entiende de oro y joyas se pueden encontrar buenas ofertas, pero si como es mi caso no se entiende, lo mejor es no aventurarse.
Delicias culinarias
Por supuesto, en Estambul podremos disfrutar de algunas de las especialidades culinarias del país, como un auténtico Kebap o unas delicias turcas, el dulce oficial de Turquía.
Libertad de movimientos
En Turquía los niños son muy bien recibidos y tratados, con lo que viajar con hijos es bastante fácil y agradable, pero también es un país donde los niños gozan de una libertad de movimientos a la que ya no estamos acostumbrados en Europa. Se siguen viendo a los niños de 8-10 años jugando en la calle, exactamente igual que cuando nosotros éramos pequeños. Eso hace que, por ejemplo, los mini-clubs de los hoteles turcos sean mucho más permisivos que los de Europa. El niño entra y sale de los mismos libremente, no es como en España, Francia o Alemania, donde los niños deben de ser recogidos por sus padres.
Naturaleza asombrosa
Otra manera de disfrutar de Turquía es a través de sus numerosos parques naturales. La naturaleza se convierte en un auténtico regalo para los sentidos, con enclaves tan maravillosos como Pamukkale o la región de la Capadocia, por ejemplo.
Pamukkale significa “El Castillo de Algodón” y es uno de las zonas naturales más llamativas del mundo. Un paseo por sus rocas calcáreas y un baño en sus aguas termales pueden convertirse en una de las experiencias más enriquecedoras que podamos disfrutar en nuestra vida.
Capadocia es, sin duda, la región natural más conocida de Turquía. Situada en la Anatolia central, en esta región podemos encontrar auténticos tesoros, como las iglesias rupestres, ciudades subterráneas y restos de pueblos prehistóricos.
Aquí encontraremos algunas de las mejores formaciones geológicas que se pueden observar en el mundo. El valle es, además, una maravillosa mezcla de naturaleza, gente, historia y arte. Los secretos de estas características salen a la luz cuando empezamos a recorrer su geografía.
Las formas caprichosas han provocado que sus paisajes sean descritos como “paisajes lunares”, y efectivamente, en ocasiones parecerá que nos encontramos en un lugar ajeno a La Tierra. El terreno es de un material llamado toba calcárea, que resulta bastante maleable, y por ese motivo los millones de años de erosión han creado las formas que ahora podemos contemplar.
En la actualidad, Capadocia es una zona de atractivo turístico muy importante. La explosión turística vino en las décadas de 1970 y 1980, hasta tal punto que la oferta hotelera no era suficiente para soportar la afluencia. Los habitantes resolvieron en parte la deficiencia alquilando cuartos y transformando sus propiedades para acoger a los turistas. Hoy sí existen buenas infraestructuras hoteleras, construidas respetando la naturaleza y costumbres locales.
Volcada al mar
La ciudad de Antalya, situada en la región de Mediterráneo turco, es otro de los grandes atractivos turcos. Es eminentemente marítima y está volcada al mar. Sus playas son de las más afamadas de Turquía y de toda esa parte del Mediterráneo. Actualmente están desarrollando un gran número de complejos turísticos de lujo, así como campos de golf y puertos deportivos.
Es de destacar el interés en conservar sus recursos naturales. Las cataratas de Düden, tanto las que están unos kilómetros antes de su desembocadura, como las que están en el final del río, son un espectáculo digno de verse. Incluso en este período de sequía son espectaculares.
Toda la región de Mediterráneo turco es una zona muy interesante, emergente turísticamente hablando, y que en los meses de otoño y primavera es más agradable y conveniente visitar y disfrutar de todos sus encantos.
Papá Noel es turco
En España lo conocemos como Papá Noel, pero San Nicolás nació en Patara en el año 245 después de Cristo en el seno de una familia acomodada quedó huérfano de padre cuando era muy joven. Heredó una gran fortuna y, por su bondad y generosidad, la repartió a la gente necesitada especialmente para ayudar a los niños.
A los 19 años decidió dedicarse al sacerdocio y Nicolás se convirtió en el obispo de Myra (hoy en día Demre, en Turquía). Allí se le atribuyen milagros.
El origen de su fama de repartidor de obsequios nació por un gesto de bondad: un noble de su pueblo que vivía con sus tres hijas empezó a pasar apuros y las hijas no tenían oportunidad de casarse porque su padre no podía darles la dote. Las dos primeras noches, le tiró bolsas llenas de oro a su ventana. Pero la tercera noche la ventana estaba cerrada, así que San Nicolás subió al tejado y dejó caer la bolsa desde la chimenea. Por la mañana, las hijas encontraron el oro en las medias que habían tendido al lado de la chimenea para que se secaran. De allí viene la costumbre de colgar calcetines la noche de Navidad a la espera de la visita de San Nicolás.
hola, tengo un hijo de 5 y una niña de 3 años, no se si sea conveniente viajar a turquia con ellos, seria para ir en finales de septiebre y principios de octubre