Es innegable la importancia que tiene hoy día el aprendizaje de idiomas para desenvolverse no solo en un mundo multicultural con gente de todas partes conviviendo sino también a la hora de afrontar un futuro laboral. Por todo esto, muchos padres queremos que nuestros hijos comiencen a formarse en otras lenguas.
Lo tradicional para que nuestros hijos aprendieran idiomas siempre ha sido matricularlos en una academia o contratar a un profesor particular, ambas opciones pensadas también como un refuerzo de las clases en el colegio o en el instituto. Además, también podíamos enviarles a un campamento un par de semanas o recurrir a los clásicos intercambios entre familias de otros países.
Sin embargo, existe un método más rápido y práctico conocido como aprendizaje por inmersión. A través de este sistema, los idiomas se aprenden de una forma más instintiva y sin apoyarse por completo en el estudio de la gramática aunque, por supuesto, también se incluye.
No tenemos más que mirar a nuestro alrededor para ver que gente que ha pasado años estudiando una lengua de forma académica sabe menos que alguien que ha pasado un par de meses en otro país y que se ha visto forzada sí o sí a aprender para poder comunicarse. El método inmersivo combina ambas circunstancias para facilitar el aprendizaje de una nueva lengua.
¿Qué es el aprendizaje por inmersión?
En los últimos tiempos se está fomentando la inmersión en el aprendizaje de idiomas, una metodología a través de imágenes y sonidos en la que no se usa la traducción y por tanto, obliga a nuestros hijos a pensar directamente en inglés. Es decir, se aprende el idioma sin tener que recurrir a la propia lengua, lo que hace que la asimilación sea mucho más profunda.
Para poner un ejemplo claro de cómo funciona exactamente este método se puede comparar con la manera en que nosotros mismos aprendemos nuestra lengua nativa: escuchando hablar a nuestros padres, a través de juegos, asociando objetos con sonidos… hasta que aprendemos a conjugar verbos y a formar frases de forma natural, comenzando por oraciones sencillas hasta llegar a estructuras más complicadas.
Pues bien, el aprendizaje por inmersión funciona exactamente igual ya que con este método, no nos será necesaria nuestra lengua nativa ya que no se usa el sistema de ir traduciendo mentalmente.
Campamentos inmersivos
Estos campamentos suelen tener profesores nativos que convivirán las 24 horas con los niños acompañándolos tanto durante las horas de clase, que suelen ser por las mañanas, como en los momentos de ocio en los que se organizan distintos tipos de juegos que persiguen varios objetivos: que los niños se diviertan al mismo tiempo que interactúan entre ellos y no dejan en ningún momento de utilizar el idioma que están aprendiendo.
Otro beneficio que tienen estos campamentos es que se organizan muchas actividades al aire libre por lo que sabremos que nuestros hijos están haciendo deporte y llevando una vida saludable. Además, al convivir con chicos de su edad de otros países, aprenderá distintos acentos y culturas enriqueciéndose también como persona.
Existe otra vertiente de estos campamentos y son los llamados campamentos urbanos por desarrollarse en una ciudad y no en el campo. Sin embargo, apenas existen diferencias entre unos y otros pues se sigue el mismo sistema de aprendizaje inmersivo mediante clases, actividades grupales y, lo más importante, el contacto entre los alumnos.
Convivencia con familias nativas
Para conseguir un nivel de inmersión más profundo existe la opción de enviar a nuestros hijos al país en el que se hable el idioma que debe aprender para que conviva una temporada con una familia nativa. Estos programas incluyen clases por la mañana y actividades deportivas y de ocio por las tardes en las que se sigue hablando en el idioma de estudio.
Los fines de semana suelen organizar excursiones para que los distintos alumnos conozcan el lugar en el que están viviendo de forma que no solamente van a aprender el idioma sino también la historia y la cultura del propio país. Esto se consigue mediante la vida cotidiana con la familia con la que se alojan y a través de estos programas culturales en los que van acompañados por monitores y otros chicos de su edad.
Inmersión en familia
¿Y por qué no aprender un idioma todos juntos? La empresa Speak&Live, por ejemplo, organiza jornadas de inmersión en familia para aprender inglés todos juntos. Las actividades se organizan de forma que tanto adultos como niños y adolescentes puedan aprender inglés conforme a su nivel tanto por separado como luego todos juntos.
Es una forma divertida y amena de aprender o mejorar nuestro inglés ya que estaremos acompañados de profesionales nativos que nos irán guiando a través de actividades personalizadas que nos harán sentir como en casa. Organizan rutas culturales y excursiones y además, mantienen grupos reducidos que favorecen la interacción y por lo tanto, la práctica continua.
Cursos de inmersión sin monitor
Si nuestros hijos son más mayores, existe la opción de enviarlos a aprender idiomas a otro país sin un monitor. Esto no quiere decir que los enviamos a su suerte sino que dispondrán de tiempo libre en el que no estén acompañados por un responsable. A pesar de esto, sí existe un control en cuanto a la hora de llegada al alojamiento en el que se hospedan ya que los alumnos están obligados a respetar el toque de queda.
La dinámica en este tipo de cursos sigue la estructura clásica de clases por la mañana y actividades por la tarde en las que sí estarán acompañados de monitores que se encargarán de guiarles. Una vez que éstas terminen, será cuando los chicos dispondrán de tiempo libre para relacionarse con el resto de compañeros, momento en el que se produce realmente la inmersión pues necesitarán usar todos los recursos que han aprendido para poder comunicarse y conocer gente con la que hacer amistad y divertirse.
Se alojan en residencias con alas que separan a los chicos de las chicas. Además, aunque existe un servicio de limpieza que se encarga de las habitaciones, ellos serán responsables de mantenerlas en orden y bien acomodadas. Como vemos, resulta ser una experiencia muy enriquecedora para nuestros hijos adolescentes en la que no solamente van a aprender un idioma, sino que saldrán al mundo para valerse por sí mismos y conocer gente de otros países y culturas.