Enclavada entre el mar y la montaña, Noja nos ofrece increíbles playas, acantilados excepcionales, marismas de gran potencial, estuarios, espectaculares rías, praderías, bosques que llegan hasta el mar. Es todo un despliegue natural que nos permitirá disfrutar de unos días inolvidables en familia.
La Villa de Noja, situada en la zona oriental de Cantabria, ofrece una oportunidad única de conocer territorios de altísimo valor natural. Se trata un territorio único para visitar en familia, donde se funden la tranquilidad de la naturaleza con los múltiples atractivos que ofrece para desconectar de la rutina durante las cuatro estaciones del año, para disfrutar de gastronomía, cultura, deporte y ocio.
Ubicada a 45 kilómetros de Santander y a poco más de 70 km de Bilbao, cuenta con el 75% de su territorio protegido medioambientalmente. En él engloba sus interminables playas de Tengrandín y Ris, dos dorados arenales de aguas claras donde la magia se obra con el subir y bajar de la marea; o sus marisma Victoria y Joyel, pertenecientes al Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, donde se cuenta con más de 20.000 aves registradas de 120 especies diferentes, punto de referencia para la práctica ornitológica de la España Verde.
Todos estos valores hacen de Noja, de su naturaleza y sus servicios, un destino de calidad garantizada ideal para disfrutar nuestros hijos con total tranquilidad. No en vano, el municipio alberga para importantes galardones de prestigio que lo diferencian del resto de destinos del Norte peninsular.
Vamos a la playa
Las playas de Noja, Trengandín y Ris, son las principales responsables de la fama del municipio. Caracterizadas por kilómetros de fina y dorada arena, conjugan una belleza sin igual. Sus paisajes cambiantes con el subir y bajar de la marea deja entre ver una vista única en el mundo, con rocas de origen kárstico, con las que los rayos del sol juegan en los increíbles amaneceres y atardeceres que ofrecen a los amantes de la fotografía un escenario perfecto para capturar imágenes para el recuerdo.
Trengadín es un arenal dorado, silencioso e íntimo. De casi cuatro kilómetros de longitud, está bañado por aguas transparentes que lamen la orilla sin producir apenas oleaje gracias a su orientación noreste. Durante la bajamar se descubren, poco a poco, grandes rocas de origen kárstico, rodeadas de pozas, que conforman su inconfundible paisaje lunar y nos ofrecen una de las imágenes más bellas de toda la costa cantábrica.
La playa de Ris está enclavada en un entorno agradable, se sitúa esta playa de 2,2 kilómetros de fina arena dorada y fuertes vientos procedentes del Norte, que la convierten en el escenario perfecto para la práctica de deportes como el surf, windsurf o sup. En su frente, la majestuosidad de la Isla de San Pedruco protege al arenal, un islote en el que se conservan los restos de la ermita dedicada a San Pedro Advíncula, una de las primeras y más primitivas que se conservan en Noja y a la que es posible acceder en la bajamar.
Parque Natural de Santoña, Voctoria y Joyel
El 75% del territorio de la Villa de Noja está protegido medioambientalmente. Consideradas por los expertos uno de los ocho mejores lugares de España para avistar aves, las marismas de Noja, cuentan con más de 20.000 aves registradas de 120 especies diferentes, y son lugar de migración de muchas procedentes del norte de Europa.
La marisma Victoria, situada detrás de la playa de Trengandín, es un auténtico laboratorio natural. Se trata de un humedal que comprende 151 hectáreas de superficie y 7 kilómetros de perímetro, en los que encierra unos valores ecológicos únicos y de gran relevancia en cuanto a biodiversidad se refiere. Es lugar de nidificación de gran cantidad de aves anátidas. En ella habitan de forma regular un millar de aves de 50 especies diferentes como el ánade azulón, la cerceta común, el friso europeo, el porrón europeo, el cisne común o la garza imperial, entre otras.
En la actualidad, cuenta con un Observatorio de Aves y acoge el ‘Molino de las Aves’, un centro de interpretación del turismo de naturaleza de Noja, donde nuestros hijos podrán aprender mucho más acerca de la naturaleza.
Situada en las cercanías de la ría de Cabo Quejo, encontramos la marisma Joyel, con una extensión de cerca de 250 hectáreas,. El conjunto de características con las que cuenta Joyel, hacen de ella un lugar ideal para el desarrollo de un extenso carrizal que es aprovechado por una gran diversidad de aves acuáticas, en especial, las limícolas. De ahí que resulte fácil el observar a zarapitos, archibebes, bisbitas y andarríos chicos picotear el fango incansablemente en busca de alimento con la marea baja. Es utilizada por las aves migratorias, procedentes del norte y el centro de Europa, en su desplazamiento hacia tierras más cálidas.
La ruta de la costa
Noja es territorio natural. Sus espacios protegidos ocupan las tres cuartas partes del municipio, que permiten la realización fácil de rutas a pie o en bicicleta de montaña. Una de las más llamativas es sin duda ‘La Ruta de la Costa’, un bello paseo de dos kilómetros de longitud calificado como ‘Sendero Azul’, y que podemos hacer tranquilamente en familia.
Uniendo las dos playas nojeñas, Trengandín y Ris, se pueden observar a través de su recorrido los arenales, calas e islotes que dibujan la costa y que aportan esa singularidad paisajística de la zona.
Ideas para familias
Vivir un paseo de cuento. Al final de la playa de Ris comienza un paseo que acaba en la playa de Trengandín, donde os toparés una serie de pinturas de cuento. Entre los árboles podréis encontrar desde el lobo de Caperucita Roja hasta una cebra o un jaguar, todo ello seguido por la atenta mirada de varios rostros que no os quitarán el ojo.
Visitar una antigua batería militar. Se instaló durante la Guerra Civil pero que no llegó a utilizarse. Justo al lado está todavía el antiguo polvorín que albergaba la munición y explosivos que creían necesarios para defender la zona.
Hacer de capitán ornitologico. Para ellos, tenéis dos torres de madera; la de la marisma de Victoria, que mide 7 metros de altura, y otra que puedes encontrar al final de la playa de Ris. Así puedes observar todas las aves que pasan, o incluso se quedan, en nuestras marismas.
Practicar actividades. En el Palacio del Marqués de Albaicín, se realizan numerosas actividades todas las semanas de verano. Allí mismo celebramos nuestro Samui una fiesta encantada que se hace a finales de octubre donde albergamos durante unas horas a personajes terroríficos. También podemos disfrutar del Día de la Familia con nuestros padres, hermanos, abuelos,… dónde podemos hacer camisetas y gorras además de disfrutar de una gymkhana, yoga y bailes modernos en Noja.
Conocer rincones especiales. Como el caballo de Trengandín, o bien, el Cristo de Suances pero si lo que os gusta es el skate o el frontón acercaos al Parque Langarilla. Allí podréis disfrutar de las instalaciones al aire libre que ofrecen y si os sentís aventureros subid a lo alto del monte El Brusco, justo al final de Trengandín, y allí disfrutaréis de unas vistas que solo los que vuelan y suben hasta arriba pueden ver.