Nosotros lo tenemos claro: Jaca es un lugar que deja huella. En este territorio tan especial se juntan los peregrinos que recorren el histórico Camino de Santiago y los aventureros que exploran los senderos de las montañas y todos ellos disfrutan de las sensaciones que les procura Jaca. La capital turística del Pirineo Aragonés ofrece además cultura, tradiciones y un patrimonio monumental y natural que nos dejará con la boca abierta.
Para empezar a hacernos una idea de lo que nos ofrece Jaca nada mejor que pasear por sus calles y reposar después mientras disfrutamos de los sabores de su excelente gastronomía. Aquí, el intenso sabor de la carne de caza se combina a la perfección con la mejor repostería para deleitar nuestros sentidos mientras respiramos el aire puro del Pirineo Aragonés.
Si seguimos explorando Jaca descubriremos que es una ciudad perfectamente equipada para los amantes del deporte: cuenta con la olímpica Pista de Hielo e instalaciones dotadas de gimnasio, spa y otras dependencias enfocadas tanto al ocio como al deporte. A esto hay que unir su oferta comercial de calidad y las posibilidades culturales que están a nuestra disposición para descansar tras vivir aventuras en el Pirineo Aragonés.
Patrimonio
Jaca está situada en uno de los valles pirenaicos más bellos pero además ofrece un patrimonio histórico-artístico de más de dos mil años, lo que la convierte en una de las ciudades más antiguas de España. En el siglo XI se convirtió en la primera capital del Reino de Aragón gracias a Sancho Ramírez, quien además hizo que Jaca fuera un enclave importante en el Camino de Santiago ya que por ella pasa el camino francés, la ruta más antigua y mejor conservada de las existentes.
El casco histórico de Jaca está declarado como Bien de Interés Cultural y nos daremos cuenta del por qué recorriendo sus calles y visitando sus monumentos. Su catedral románica es la primera del Camino de Santiago y una de las más antiguas de España. Su Museo Diocesano de Arte Medieval contiene una importantísima colección de pintura medieval de la diócesis.
Una visita ineludible es La Ciudadela, una fortaleza pentagonal construida a finales del siglo XVI por mandato de Felipe II que conserva todas sus características originales. Allí encontraremos el Museo de Miniaturas Militares, más de 32.000 figurillas exhibidas en veintitrés escenarios históricos. Otros monumentos que merece la pena visitar son el Fuerte de Rapitán y su mirador natural hacia Oroel y valle del Aragón, el Ayuntamiento, la Torre del Reloj, la Iglesia de Santiago, la Iglesia del Carmen y el Monasterio de Santa Cruz también conocido como las Benedictinas.
No podemos dejar de pasear también por la Jaca modernista, una colección de edificios correspondientes al estilo y a la época modernista que tienen un gran valor arquitectónico. Por último, hay varios parques, paseos y jardines en los que dar un agradable paseo en familia: Paseo de la Cantera, Paseo de Invierno, Parque de San Llure, Jardines del Medio Pañuelo o Glacis de la Ciudadela son algunos ejemplos.
Gastronomía y artesanía
La gastronomía de Jaca está ineludiblemente ligada a la cocina tradicional aragonesa y se basa en productos de temporada cocinados sobre brasas suaves y a fuego lento y aderezados al mismo tiempo con las técnicas más innovadoras. En los restaurantes de Jaca, ubicados casi todos en el casco histórico, encontraremos desde los platos más sencillos hasta menús muy elaborados.
Los productos que podemos encontrar son las migas, ternasco asado, caza, platos derivados de la matanza del cerdo, borrajas, espárragos, sopas de ajo, trucha…La repostería de Jaca está considerada una tradición artesanal: jaqueses, condes, lacitos, corazones, besitos, patatas de Jaca o coronitas de Santa Orosia que pueden degustarse en cualquiera de las pastelerías de la ciudad.
Ocio al aire libre
Los valles pirenaicos que rodean Jaca son el escenario perfecto para practicar cualquier tipo de actividad al aire libre desde senderismo, escalada, rutas de BTT, rutas ecuestres, barrancos, vías ferratas, espeleología, golf, vuelo a vela hasta los tradicionales como la caza y pesca, entre otros.
También podemos dedicarnos a explorar los pueblos de los alrededores: los Valles Occidentales de Hecho y Ansó, que conservan admirablemente sus núcleos urbanos, trajes típicos y tradiciones y ofrecen unos parajes casi vírgenes; el Valle de Tena con pueblos como Biescas, Sallent de Gállego, Panticosa y su balneario de aguas termales; el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, uno de los espacios más conocidos de todo el Pirineo; o el vecino valle francés del Aspe. Desde Jaca podremos acercarnos también hasta el llano para conocer el paisaje espectacular de los Mallos de Riglos o Agüero, gigantes rojizos que hacen de la verticalidad un arte; el Castillo de Loarre o realizar actividades de aguas bravas en el Río Gállego.
Festival Folclórico de los Pirineos de 2017
Del 1 al 6 de agosto se celebrará el Festival Folclórico de los Pirineos de 2017 en los que se podrá disfrutar del folklore de Albania, Armenia, Bielorrusia, Bolivia, Francia, Guinea Bissau, Irán, Méjico, Nicaragua, Uganda, Filipinas, Suiza, Tahití, Ucrania y Uruguay habiendo así presencia cultural de los cinco continentes.
Por parte española, participará un grupo de folclore gallego procedente de Vigo y otro de Murcia, además de los grupos locales de Jaca y algún otro de la provincia de Huesca y de la comunidad aragonesa que todavía están pendientes de confirmar.
En total, la cuadragésimo novena (49ª) edición del Festival de Jaca reunirá a más de 543 participantes de los grupos extranjeros que se darán cita en la capital jacetana, a los que habrá que añadir todos los miembros de los grupos de Jaca y de Aragón que también se sumarán a la próxima edición de este evento folclórico internacional.
Como novedad, este año el Festival organizará unos encuentros culturales a modo de tertulias y charlas en los que representantes de los grupos folclóricos procedentes de los cinco continentes hablarán sobre sus costumbres culturales y modalidades folclóricas originarias de los países de los que provienen: bailes autóctonos, ritos folclóricos, música, danza, costumbres, etc. Estas tertulias con el público que quiera participar tendrán lugar en el Salón Rosa del Casino de Jaca.
Las actuaciones folclóricas recorrerán las calles de Jaca desde la mañana hasta la noche, impregnando el casco histórico de la ciudad de las diferentes y variadas culturas que representan los grupos participantes. Se logra así la unión entre espectadores y artistas originarios de muy diversas latitudes.
Primer Viernes de Mayo
El Primer Viernes de Mayo se celebra el Jaca el desfile triunfal del legendario Conde Aznar que, entre comitivas y escuadras, va escoltado por casi dos mil personas llenas de ilusión para conmemorar la Batalla de la Victoria. Banderas, flores y trabucos antiguos se mezclan en el emocionado y colorido canto de la victoria por la defensa de su pueblo, de su identidad, de lo suyo, de lo que más quieren los jacetanos.
En Jaca existe una leyenda que cuenta como los jacetanos, incluidos los niños, ganaron la batalla frente al cruel “moro” que pretendía invadir la ciudad, en aquella época amurallada como uno de los principales bastiones del reino de Aragón. Esta fiesta rememora el momento el momento en el que el Conde Aznar es agasajado por los habitantes de Jaca que salen a recibirlo entre vítores de alegría.
En la Batalla de la Victoria se menciona a un ejército de miles de soldados vencido por el valor de un puñado de jacetanos muy inferiores en número. Cada año y desde hace siglos, se recibe con honores al Conde Aznar y a sus tropas cuando regresa victorioso a la ciudad. Hay escuadras de labradores, de artesanos, cortejo histórico, síndicos, abanderados, maceros,… Más de dos mil personas participan en los actos de la fiesta, además de otros treinta o cuarenta mil espectadores llegados de toda España y del extranjero que llenan Jaca y se unen a la fiesta.
Aunque hay otros momentos destacables, sin duda el desgarrado canto del himno es el punto álgido de la fiesta. Pero no es el único a tener en cuenta: el momento del saludo de banderas en la Catedral, con el Síndico y el abanderado uno frente a otro, en mitad de un gran silencio en el que sólo se escucha el sonido del ondear de la bandera, los chasquidos de los cascos de los caballos por el empedrado de las calles de la parte más antigua, los trabucazos, los golpes de los maceros… Todo ello confluye cada año para que esta fiesta, única por su contenido y sus características, se haya convertido en una de las citas populares más entrañables de España.