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La belleza natural de Rías Baixas será nuestra anfitriona en cuanto lleguemos a esta zona de la costa gallega. Tendremos la playa y la montaña a nuestro alcance además de varios lugares en los que conocer una parte de nuestro pasado llena de magia y leyendas. Conforme vayamos recorriendo Rías Baixas nos enamoraremos de sus paisajes, de su historia y de la tranquilidad que recibe a las familias con hijos.
Las playas de Rías Baixas
Las playas de Rías Baixas se caracterizan especialmente por su clima templado que se alarga prácticamente hasta principios de octubre lo que hace que sea un destino perfecto para darnos un chapuzón con los niños. La provincia de Pontevedra cuenta con tres rías que unen playas vecinas y enfrentadas desde las que podremos descubrir villas marineras, pueblos y bateas utilizada para el cultivo del mejillón.
En la ría de Arousa encontramos una isla interior cuya costa es espacio protegido Red Natura, A Illa de Arousa. Allí tenemos que visitar la playa de Area de Secada para pasear y ver las dunas y disfrutar a la sombra de sus pinares. En la isla además podremos practicar kayak o piragüismo para convertir nuestro día de playa en una aventura.
Antes de entrar en la ría de Pontevedra encontramos la Península de O Salnés, una de las estrellas de Rías Baixas y destino imprescindible en Pontevedra. Allí tenemos paseos marítimos, leyendas y ermitas además de entornos rurales y grandes espacios de zonas con duna. En esta zona encontramos la playa de A Lanzada, de más de 2 km, donde podremos presenciar el ritual de las 9 olas si vamos allí la noche de San Juan. En la playa da Barrosa, en San Vicente de O Grove, podremos descansar tomando algo en un bar cercano con música en directo.
En Sanxenxo es donde encontramos la mayor parte de las banderas azules de Rías Baixas por lo que es un referente en todo el país de destino turístico de sol y playa. Allí encontramos varias playas urbanas y semiurbanas además la conocida playa de Silgar junto al paseo marítimo de Sanxenxo. También hay playas de entorno rural con paisajes que alternan acantilados y dunas, una maravilla para la vista.
En la costa sur de la Ría de Pontevedra encontramos playas caracterizadas por los paisajes, la gastronomía y las tradiciones locales. Allí, la arena es fina y el mar es muy tranquilo por lo que cada verano acuden muchos turistas atraídos por estas características. Además, en el Arenal de Loira podremos enseñar a nuestros hijos la vida de un pueblo marinero.
Bajando por la ría de Vigo llegaremos hasta la playa de Cesantes donde podremos mostrar un pequeño secreto a nuestros hijos. Cuando la marea baja, quedan al descubierto las esculturas de Julio Verne y los dos buzos que están con él. Es un homenaje a la mención de la Ría de Vigo que el escritor hizo en su novela “Veinte mil leguas de viaje submarino”. También en Vigo disponemos de la playa urbana de Samil, que mide más de un kilómetro y siempre está muy animada gracias a sus restaurantes sus jardines y los parques infantiles.
Por último, en Val Miñor, encontraremos playas en las que practicar surf o pasear por largos arenales. Cerca de la playa de Ladeira encontraremos varias playas pequeñas familiares y muy tranquilas para ir con los niños como por ejemplo A Barbeira, cerca del puerto deportivo, que destaca por sus aguas templadas y transparentes.
¿Y qué pasa si el tiempo está revuelto?
Existe la posibilidad de que en algún momento de nuestro viaje a Rías Baixas el tiempo esté revuelto y no podamos visitar alguna de sus playas. En ese caso, disponemos de varios lugares a los que ir con los niños cuando no haga día de playa. Muchos de estos sitios tienen actividades especialmente enfocadas a los niños y a sus familias.
Uno de estos sitios es el Museo Galego da Marioneta en Lalín, donde podremos ver diferentes títeres y marionetas populares y aprender sobre su historia. En Silleda tenemos la Granxa Escola Fervenza do Toxa, muy cerca de la cascada más alta de Galicia y a 20 minutos. Allí podremos disfrutar de varias actividades de aventura y también de la granja escuela.
En O Grove se encuentra el Acuario donde veremos 22 acuarios que representan la flora y la fauna de las costas gallegas y los mares tropicales. Allí podremos apuntar a nuestros hijos a la actividad “Acuaristas Por Un Día” en la que podrán alimentar a los peces. En Soutomaior encontramos el Castillo de Soutomaior del siglo XII, un lugar en el que nuestros hijos podrán jugar a ser caballero y princesas al igual que en el Castillo de Sobroso en Mondariz.
En Vigo una visita imprescindible es el Vigo Zoo donde podremos ver todo tipo de animales. Por último, en Baiona, tenemos el Museo de la Carabela Pinta donde veremos una increíble réplica de la embarcación del mismo nombre en uno de sus muelles. Allí también tenemos un pequeño museo dedicado a Colón y al descubrimiento de América.
También en Vigo encontramos Verbum Casa das Palabras, un punto de referencia de actividades y exposiciones temporales desde una perspectiva científica y humanística que rompe con el concepto clásico de museo. Este museo interactivo que gira en torno a la comunicación humana se emplaza en primera línea de mar, enfrente de la playa de Samil. Su exposición permanente consiste en 29 cubos de madera esparcidos al azar cada uno de los cuales representa una letra y todo lo que tiene que ver con ella en su sentido más amplio.
El fragor de las batallas en Rías Baixas
A lo largo de distintas épocas de la historia se han producido varias batallas en Rías Baixas. Una buena manera de enseñar historia a nuestros hijos mientras se entretienen es hacer una pequeña ruta por estos sitios emblemáticos en los que tuvieron lugar estos episodios bélicos. Podemos empezar por la ribera del río Verdugo donde se produjeron las batallas que libraron a Galicia de los franceses en la Guerra de la Independencia y que la convirtió en el primer territorio liberado de España. El Castillo de Soutomaior también es emblemático por haber sido la cuna de un importante guerrero, Pedro Madruga.
En la desembocadura del río Verdugo, en la bahía de San Simón, tuvo lugar la Batalla de Rande. Allí, franceses y españoles se enfrentaron a ingleses y holandeses durante la Guerra de Sucesión Española.
Otro escenario bélico son las Torres de Oeste en Catoira, los restos del castillo que Alfonso III ordenó construir para protegerse de los ataques de los vikingos. En Mondariz, en el Castillo de Sobroso del siglo XII, aprenderemos acerca de las luchas entre los partidarios de Doña Urraca, la reina de Castilla, y su hijo, Alfonso VII. Finalmente, en Baiona, visitaremos la fortaleza que vio como Julio César conquistaba la villa en el año sesenta.
El centro Castrodeza, nuevas tecnologías para explicar el pasado
En Lalín se encuentra el centro Castrodeza donde podremos ver reconstrucciones en 3D de los castros más representativos de Deza además de una proyección audiovisual sobre varios mitos y leyendas de Galicia. Allí no vamos a encontrarnos un museo tal y como estamos acostumbrados a ver ya que los recursos multimedia y el formato audiovisual nos ayudarán a recrear la cultura castreña y viajar al pasado para conocer cómo vivían los antiguos habitantes de los castros gallegos.
El museo está dividido en cuatro salas temáticas de forma circular en las que podremos localizar los castros de la comarca, donde se encuentra el mayor número de yacimientos de la Edad del Hierro por metro cuadrado de Galicia, descubrir los mitos de la zona, escuchar cuentos y leyendas locales y disfrutar de la gastronomía tradicional.
Además de la exposición, Castrodeza ofrece varios talleres creativos y divertidos en los que se combina el juego con la experiencia. Se puede elaborar la vestimenta de los guerreros, observar cómo se transforma el paisaje, ser arqueólogos por un día y descubrir la gastronomía. Sin duda, es una experiencia que nos divertirá tanto a padres como a niños.
Arqueología en Rías Baixas
Una de las cosas que vamos a encontrar en esta zona son los enormes monumentos funerarios hechos de piedras apiladas y normalmente de forma circular con una gran piedra en su interior. Sin embargo, además de estos monumentos, en Rías Baixas podemos encontrar multitud de grabados que nos ayudan a conocer habitantes antiguos de la provincia de Pontevedra.
Desde Vigo podemos ir al monte de Candeán para visitar la Casa dos Mouros, también conocida como dolmen de Candeán. Cerca de allí en el Ayuntamiento de Redondela, se encuentra la Mámoa o Cadeira do Rei, un túmulo funerario con un diámetro de 15 metros.
En Marín, podemos visitar Chan de Armada y en Vilaboa, la Mámoa del Rey donde además de la construcción descubriremos algunos grabados en sus losas. Para terminar, en Moaña tenemos Chan de Arquiña y en Moraña la Lapa de Gargantáns, dos construcciones megalíticas que en el caso de la lapa presentan petroglifos.
Mientras recorremos Rías Baixas buscando petroglifos y construcciones megalíticas tenemos que estar muy atentos al paisaje pues veremos valles del interior y pueblos cercanos al mar y los ríos. En el sur también encontramos varias representaciones en piedra entre las que destaca el Área Arqueológica de Mogor, municipio de Marín. Se trata de un conjunto de grabados abstractos, laberintos, cazoletas y círculos concéntricos distribuidos en tres zonas. En el Área Arqueológica de A Caeira veremos grabados zoomorfos y geométricos y finalmente en el Área Arqueológica de Tourón, en Ponte Caldelas, encontraremos los grabados rupestres más singulares de Galicia que muestran composiciones más complejas.
Campo Lameiro, capital del arte rupestre en Galicia
No podemos irnos de Rías Baixas sin ver los petroglifos de Campo Lameiro. En este municipio toparemos con un poblado prehistórico que se encuentra en pleno monte, un espacio protegido con una rica flora y fauna. Ir hasta allí es una escapada perfecta para realizar en familia y además, su paisaje forma el escenario perfecta para esta excursión cultural.
En estos 64 kilómetros cuadrados se encuentra la mayor concentración de petroglifos de toda Galicia, declarada Monumento Histórico-Artístico 1974. El Parque Arqueológico del Arte Rupestre pretende divulgar la historia y la cultura que rodea estas manifestaciones. Allí nos explicarán cuándo y porqué fueron hechos estos petroglifos, cómo se ocultaron, quién los descubrió y cómo se estudian y se conservan. Gracias a los guías y a los paneles explicativos nuestros hijos aprenderán a distinguir entre un grabado abstracto o figurativo y también aprenderán la simbología de los distintos dibujos que aparecen en las rocas. Además, también comprenderán la importancia y la dificultad de su conservación.
Pero en este centro no solamente podemos visitar la exposición y pasear para descubrir los petroglifos sino que también viajaremos en el tiempo visitando la recreación de un poblado de hace 4000 años y participaremos en varias actividades que combinan el juego con el aprendizaje como por ejemplo cazar con arco o aprender a hacer fuego sin utilizar cerillas ni mechero. Además, gracias al servicio de cafetería y restaurante podemos aprovechar para pasar allí el día y tomar un refrigerio.