Soria está disponible para las familias con niños durante todo el año: veranos calurosos pero sin excesos, otoños llenos de colores mágicos, inviernos frescos y soleados y primaveras llenas de color. La pletórica naturaleza de Soria y sus gentes hospitalarias y sencillas nos reciben con los brazos abiertos vayamos cuando vayamos.
Tierra del Burgo
Aquí es obligatorio visitar el Burgo de Osma con su muralla, sus calles porticadas y su catedral. En los alrededores hay parajes como el Cañón del Río Lobos y sus numerosas cuevas, algunas de ellas visitables gracias a Soriaventura y su iniciación a la espeleología a partir de los 10 años. También podemos disfrutar de la observación de las aves del entorno, en especial de los buitres leonados y su parsimonioso vuelo. Para saber más tenemos que visitar la Casa del Parque del Cañón del Río Lobos.
En Rioseco encontramos el Espacio Cultural Villa Romana Los Quintanares para conocer un poco más del paso de los romanos por la zona. Cerca de allí tenemos la Fuentona, una laguna sin fondo en la que nace el río Abión situada en una zona llena de magia y encanto.
Para finalizar tenemos el Sabinar de Calatañazor con árboles de más de 14 metros de altura, el bosque más denso y longevo de la Península Ibérica. De allí podemos ir a Calatañazor, una villa medieval encaramada en las alturas con calles empedradas y chimeneas cónicas.
Tierras de Almazán
En Almazán encontramos el rastro de varias culturas. Las murallas, la iglesia de San Miguel y el parque de la Arboleda junto al Duero son sitios imprescindibles en este lugar. A 8 kilómetros llegamos a Morón de Almazán con su Plaza Mayor renacentista y el Museo Provincial del Traje Popular. Este año, su exposición está dedicada al estilo que estaba de moda en la época de Bécquer.
Una genial actividad en familia es la visita a la Villa Romana de la Dehesa en Cuevas de Soria donde organizan talleres familiares de cometas, mosaicos e ingeniería romana.
La Soria Verde
La zona delimitada por el Sistema Ibérico al norte y los Picos de Urbión al oeste recibe el evocador nombre de Soria Verde y encontramos en ella la Laguna Negra, el nacimiento del río Duero, Castroviejo en Duruelo de la Sierra, el embalse de la Cuerda del Pozo… Cada uno de ellos posee una calma y una belleza que atrapa.
Además, podemos encontrar sitios llenos de encanto y magia en los que descubrir una naturaleza increíble: la cascada de la Mina del Médico, la Piedra Andadera, Cueva Serena o el Bosque Mágico en San Leonardo de Yagüe.
En este último sitio tenemos que advertir a nuestros hijos de que estén atentos para tratar de descubrir a los gnomos que habitan ese bosque. Si no podemos ver ninguno, siempre nos queda contemplar las pequeñas casitas de elfos y hadas que hay en el suelo y en los árboles.
El Bosque de los Abuelos es uno de los lugares más recomendables para ir con niños. Este sitio recibe su nombre por los enormes pinos que destacan por encima del resto de los árboles. Uno de ellos, con más de 450 años, recibe el nombre de Pino Rey. Para llegar hasta allí lo mejor es recorrer la carretera en dirección Duruelo de la Sierra y luego la senda forestal de los Picos de Urbión.
Pero también hay lugares en los que nuestros hijos podrán desahogar buena parte de su energía como, por ejemplo, en el parque de cuerdas El Amogable en Navaleno donde encontrarán diferentes circuitos adaptados a su edad, desde los más pequeños hasta los que tienen más de 16 años.
Otra opción es la vía ferrata Cuerda la Graja en Duruelo de la Sierra, un itinerario tanto vertical como horizontal en el que hay clavos, grapas, presas, pasamanos, puentes, cadenas, tirolinas y colgantes que sirven de ayuda durante el recorrido, haciéndolo apto para quienes no tienen experiencia en escalada. También encontraremos varios circuitos adaptados y para toda la familia en “VienuesAventura”, en Vinuesa.
El Valle
Descendiendo desde la Soria Verde llegamos al Valle enmarcado por la Sierra Cebollera y que abarca los valles del río Razón, río Tera, la vega del río Merdancho y Campillo de Buitrago.
Aquí es donde encontramos una de las joyas de la provincia: Numancia, en Garray. Ubicada en el Cerro de la Muela y entre ríos supone un recorrido fácil para todas las edades hasta llegar a la parte más alta para ver el horizonte y comprender mejor la historia de los numantinos. El Aula Arqueológica del Cerco de Numancia aporta una nueva visión de las guerras celtíberas y la cultura de los dos pueblos que habitaron el Cerro de la Muela.
Seguimos descubriendo El Valle en parajes pocos conocidos pero llenos de atractivos como el Chorrón en el Royo, una piscina natural con cascada en medio del bosque, un lugar maravilloso y nada masificado. El Acebal de Garagüeta en Torrearévalo de la Sierra nos deslumbra en invierno con sus pequeños frutos rojos brillantes. La Laguna de la Cebollera de origen glaciar entre hayedos, serbales, pinos y avellanos se vuelve aún más especial en otoño gracias a la berrea de los ciervos.
Las Tierras Altas
Al noroeste de la provincia y siguiendo el Sistema Ibérico encontramos las Tierras Altas, zonas de trashumancia, pastos y cereales salpicadas por pinos, carrascas y avellanos entre los que corretean jinetas, corzos y jabalíes. Además, en este lugar encontraremos varios yacimientos donde veremos fósiles y restos de dinosaurios.
A los niños les van a encantar las reproducciones de tamaño natural del Brontosaurio en Villar del Río, del Stegosaurio en Santa Cruz de Yanguas, el Iguanodonte en Ventosa de San Pedro, el Apatosaurio en las Fuentes de Magaña y el Triceratops en Bretún. Además, en Villar del Río podemos visitar un aula donde conocer mejor a estos dinosaurios y ver maquetas a escala infantil.
Si nos dirigimos a Pedro Manrique visitaremos el museo del Paso del Fuego, una tradición de la noche de San Juan en la que los más atrevidos atraviesan una alfombra hecha con ascuas candentes. En el Parque Cretácico de Aventuras de Matalebreras podremos jugar a ser paleontólogos e interpretar las huellas de dinosaurio.
Esta región es especialmente hermosa en invierno debido a las numerosas dehesas de acebo. En torno a este árbol, en el Puente de la Constitución, se celebra un mercado en Oncala en el que se organizan excursiones a los acebales con degustaciones de la gastronomía de la zona. En el museo pastoril, además, descubriremos la vida de los pastores y la trashumancia.
Por último, en el curso del río Cidacos encontramos Yanguas con sus calles empedradas adaptadas a la geografía y su paisaje en el destaca el cañón que cierra la carretera entre rocas y el recién nacido río Cidacos.
Tierra del Moncayo
Aquí podremos encontrar varias rutas de senderismo apenas transitadas en las que veremos los ojos verdes de los que habla la leyenda en el pozo Román de Noviercas o la cascada del Val de Agreda. El observatorio astronómico de Borobia a los pies del Moncayo nos descubrirá las estrellas que salpican el cielo nocturno.
Tras visitar Ólvega, podremos pasear por los bosques que pueblan la falda del Moncayo o incluso subir a la cima. El enclave de la Mina Petra es una posibilidad de fácil acceso.
Tierra de Medinaceli
En el sur encontramos estas tierras de frontera. En Medinaceli tenemos el único arco romano del siglo I de la Península Ibérica y podremos pasear por sus calles empedradas de inconfundible sabor medieval. A 10 kilómetros llegaremos a Ambrona y su Museo del Paleolítico donde visitaremos un yacimiento como auténticos arqueólogos.
En Barahona recorreremos una gran zona de páramos y entre Chaorna e Iruecha veremos los grandes sabinares. Además hay rutas senderistas como el Camino del Cid en las Tierras de Berlanga y las Tierras de la Ribera. Son caminos asequibles para todas las edades destacando el paseo hasta la Laguna de Judes que en 2020 tiene agua, algo que no es habitual.
Conviene también visitar edificios tan notables como el Monasterio Cisterciense de Santa María de la Huerta o la Chorronera de Velilla de Medinaceli, una caída de agua de 20 metros en el río Blanco.
Tierras de Berlanga
Siguiendo los pasos del Cid Campeador o los de Almanzor llegamos a estas tierras cuya cabecera es Berlanga de Duero y su magnífico castillo, el lugar perfecto para que los más pequeños de la casa jueguen a ser grandes caballeros medievales. Tampoco podemos dejar de visitar el Centro de Interpretación de San Baudelio y la propia ermita mozárabe.
El Románico marca esta región de la misma forma que sus castillos y pueblos fortificados como Rello. No podemos dejar de visitar el interior de atalayas tan impresionantes como la de Caltojar.
La Ribera del Duero
Aquí vamos a encontrar castillos de defensa entre cristianos y musulmanes como el de Gormaz y sus más de 1200 metros de perímetro que lo convierten en el más largo de esta época en toda Europa.
En la localidad de San Esteban de Gormaz destaca la iglesia porticada románica de San Miguel y la iglesia de Nuestra Señora del Rivero. Además, allí tenemos el Parque Temático del Románico con maquetas de gran tamaño de obras castellano-leonesas muy conocidas. Al sur de esta localidad tenemos el yacimiento de Tiermes y el acueducto y el Torreón de Langa de Duero. Recomendamos experimentar la vendimia y visitar antiguos lagares aprovechando que estamos en tierra de buenos vinos.
La Capital
Por último llegamos a Soria capital para pasear por su casco viejo y la ciudad nueva, para probar los torreznos y la mantequilla dulce. Paseando junto al Duero llegaremos a San Juan de Duero y la cueva de San Saturio. Llegaremos a las islas del Sotoplaya para caminar por sus pasarelas y subir la senda hasta el castillo, desde donde volveremos a la ciudad por el Collado que desemboca en el Parque de la Dehesa o Alameda de Cervantes.
En noviembre podemos disfrutar del Festival de las Ánimas, un homenaje a la mejor leyenda de terror de Bécquer, “El Monte de las Ánimas”. La noche de difuntos hay un pasacalles hasta el río con títeres, ánimas, esqueletos, antorchas y música.
Soria es mucho más de lo que hemos contado, para completar información: www.sorianitelaimaginas.com y la App Soria Guía oficial, que incluye audioguía.