En la Ribeira Sacra, donde el Miño recorta el paisaje en terrazas que parecen desafiar la gravedad, la bodega Vía Romana sigue construyendo su propia identidad. Lo hace desde 1998, año en que nació sobre una antigua casa solariega del siglo XVI.

Fue una de las pioneras del enoturismo en Galicia cuando pocos hablaban de ello, y hoy continúa creciendo sin perder su esencia: un vino hecho sin prisas y una viticultura heroica que se ha convertido en seña de identidad de la zona. Esa misma Heroica que inspiró a Dolores Redondo en Todo esto te daré, donde Belesar y sus laderas tienen un papel clave.

Vía Romana siempre ha sido una bodega abierta. Literalmente. Se puede visitar durante todo el año, incluso en vendimia. Aquí, en cambio, se invitan a los visitantes a vivir la cosecha con actividades especiales que acercan al público a la realidad del vino.
Esa vocación de recibir y compartir se refuerza ahora con una profunda remodelación que busca adaptarse al viajero actual sin perder autenticidad. La nueva Taberna Vía Romana se ha creado como un punto de encuentro: un espacio vivo donde catar, conversar y descubrir el espíritu de la casa. La tienda también ha cambiado. Ya no es solo un lugar donde comprar vino; es una pequeña zona expositiva dedicada al producto local y a la conexión con el territorio.

Las novedades van más allá de lo arquitectónico. Una zona de picnic entre viñedos permite estirar la visita y disfrutar del paisaje sin reloj. Y el antiguo almacén, reconvertido en la “Adega do Requeixiño”, se ha transformado en una casita acogedora con comedor y cocina que podrá alquilarse para pasar un día completo entre vinos, naturaleza y silencio. Todo ello acompañado por mejoras en accesibilidad, señalización y digitalización para facilitar y enriquecer la experiencia.

Este impulso reafirma el compromiso de Vía Romana con un turismo sostenible, experiencial y respetuoso con el entorno. Su ubicación, en pleno Camino de Invierno —una de las rutas menos masificadas del Camino de Santiago—, convierte cada visita en parte de un recorrido histórico y cultural que sigue atrayendo a quienes buscan un contacto real con la Ribeira Sacra.

En lo enológico, la bodega mantiene el listón alto. Su Vía Romana Añada Mencía, un estandarte de la elegancia y frescura de la zona, acumula reconocimientos como la Medalla de Oro del CERVIM, organismo que premia precisamente los vinos nacidos de viñedos de montaña.
A su lado, la colección Vía Romana Do Camiño consolida el prestigio de la casa con vinos que expresan la diversidad del terruño y suman premios dentro y fuera de España.
