Desde que en el año 2003 fue Capital Europea de la Cultura, se mantiene rabiosamente contemporánea. Graz ya lo era antes y lo sigue siendo, modelo de urbe centroeuropea bajo crecimiento y lifestyle sostenido, donde la calidad de vida no conoce crisis. No solo la histórica Graz dio soberanos al Sacro Imperio Romano-Germánico, sino además trazado medieval preciosista, por el que pasearon en el siglo XVI el astrónomo Kepler y luego sus alumnos de la era espacial. De ahí que la Unesco declarase en 1999 Patrimonio de la Humanidad su casco viejo, fraguado allí Schwarzenegger como actor futurista, al tiempo que de su paisaje posindustrial salían por doquier artistas de instalación avant-garde y videocreadores. En fin, una vuelta por la ciudad lo explica todo…
Partiendo de la imponente Hauptplatz , que hace las veces de plaza mayor en Graz, con su Rathaus consistorial y al lado la estucada Casa Luegg, el secreto mejor guardado del Renacimiento en la segunda ciudad austriaca es probablemente sus patios, caso del denominado Landhaushof, obra cumbre del italiano Domenico dell’Allio (Herrengasse, 16).
La romántica calle Sporgasse conduce también a los soportales empedrados del patio de la Orden Teutónica (Sporgasse, 22), pero mucho más llamativas resultan las escaleras de doble caracol que adornan el castillo Burg (Hoffgasse, 15), no muy lejos de la panadería Palatina (Hoffgasse, 6), que ofrecen al visitante algo así como la magdalena que desató la memoria de Proust.
El tradicional dulce de la abuela en la boca, santo y seña de siempre en Graz, justifica la transición hacia la escena del siglo XXI de la ciudad, tras una parada frente a su catedral de 1464 (Burggasse, 3) y al carillón que deja ver un retablo de artesanías (Glokenspielplatz) al dar las 11, 15 y 18 horas. Entonces es conveniente desandar el camino hasta la Hauptplatz y atravesar el callejón Franziskanergasse para acceder al barrio del mismo nombre, rehabilitado gracias a las tiendas que el convento franciscano dejó abrir en sus laterales, a sus labores de reciclaje y su uso de energías alternativas (Neutorgasse, 17). Toda una lección de progreso por parte de la iglesia austriaca, cuya feligresía aplaudió la cafetería con anfiteatro que unió, poco después, las dos orillas del río Mur, a modo de concha flotante (Murinsel). La construcción del neoyorquino Vito Acconci supone el gran icono design de la ciudad, junto al Nozzles, nombre local con que se bautizó la forma de ballena bajo la que nació el centro de arte Kunsthaus (Sudtirolerplatz). Se aprecia desde la colina Scholossberg, donde el resto de la monumentalidad gótica da escenario al festival teatral de la Strada, que se celebra en verano.
La casa museo de Arnold Schwarzenegger
“¿Y la casa museo de Schwarzenegger recién abierta en la provincia de Graz?”, se preguntarán algunos. Quedó en la villa de Thal, donde vino al mundo el “roble de Estiria”. Las relaciones del actor con Graz han conocido diferencias desde que fuera nombrado “hijo predilecto”. En todo caso, sus imágenes culturistas y su despacho como gobernador de California se custodian a las afueras de ella, junto a la imaginería Terminator que hizo famoso al que fuera Mr. Universo.
Texto: Revisa Viajar