Este país es uno por el que siempre he sentido predilección. Aunque no tenga nada que ver con los viajes, el hecho de ser el país de nacimiento de Kubala y Puskas es algo que siempre ha despertado mi simpatía. Comparar la simpatía y la “gracia” de estos genios del balón con muchos tuercebotas actuales, hace que la frase “cualquier tiempo pasado fue mejor”, cobre un significado muy real.
Hay países que tienen un “problema” turístico, que consiste en que una ciudad o región eclipsa totalmente al resto del país. Hay veces que el eclipse está justificado, y otras que no.
En Hungría el culpable del eclipse es Budapest, su capital. Aunque sea una de las ciudades más bonitas del mundo, en este caso, Hungría dispone de suficientes atractivos aparte de su capital, y limitarnos a Budapest sería un gran error por nuestra parte.
También es cierto que muchos viajeros que sólo ven Budapest, en realidad no han “viajado a Hungría”, han hecho un “viaje por Centroeuropa”, en el que Hungría es sólo una de las escalas, y se reduce a su capital. Es una opción, pero incluso así, yo intentaría reservar un día adicional para ver más cosas del país.
De verdad, ese viejo chiste de “viajamos a siete países en seis días, y volamos bajito por otros cuatro”, no va conmigo. Soy de la opinión de que un país no es sólo lo más turístico, y que si obviamos las zonas “interiores” o “escondidas”, no podremos hacernos una idea global.
Alojamiento
Hungría es un país donde el alojamiento es de buena calidad. Hay de todos los niveles y precios, pero en general se puede decir que cumple sobradamente los estándares a los que estamos acostumbrados.
Últimamente están abriendo hoteles con parques acuáticos de toboganes y similares. Están copiando los modelos de resorts playeros, pero con parque acuático en vez de playa.
Aunque Hungría no es un país caro de visitar, los hoteles que disponen de mini bar en la habitación son ligeramente caros en los productos que dispensan. Quizás no tan caros como en otros países, pero sí caros en relación al nivel de precios general de Hungría.
Las conexiones a internet suelen ser por cable en las habitaciones y, ocasionalmente, con Wi Fi en las zonas nobles del hotel. Este detalle es muy importante, porque el cable que suministran es para PC, por lo que los iPad y ordenadores con clavijas distintas, no pueden usarlas.
Los hoteles húngaros suelen estar perfectamente equipados para las familias. No suele haber problemas en conseguir camas supletorias o cunas. En cuanto a habitaciones comunicadas, avisándolo con tiempo, tampoco hay problemas, incluso los hoteles “urbanos”.
Una cosa a tener en cuenta con los húngaros, quizás por reminiscencia de su pasado estatal y burocrático, es que son inflexibles con los horarios. Esto es algo que hemos visto en los viajes a países del antiguo bloque del este. No llegan al nivel de otros sitios, en los que cincuenta segundos antes del cierre del buffet ya no hay comida, pero suelen ser muy rigurosos con los tiempos y los horarios.
Gastronomía
El plato nacional es el “Goulash”. Aquí hay que explicar una cosa. El Goulash que conocemos el resto del mundo es distinto del húngaro. En Hungría es una sopa de carne, densa, pero no al nivel del estofado que identificamos mentalmente cuando oímos “Goulash”.
La paprika es la especia nacional y la base de un sinfín de platos, entre ellos el casi omnipresente Goulash. Podemos encontrar distintas clases de paprika, desde la suave a la verdaderamente diabólica.
Las raciones en Hungría son generosamente servidas, por lo que deberemos calcular para no dejar comida. Además, la mayoría de los platos llevan salsas y hay que sumarle el pan que se moja.
Para los golosos, Hungría es un paraíso. El postre casi parece un plato más en cuanto a la cantidad de comida servida. Aunque podemos encontrar helados, yo me decantaría por los postres tradicionales y las tartas. Tampoco vamos a morirnos si volvemos con un par de kilitos de más.
Vino dulce
Hay un tesoro gastronómico que no nos podemos perder. Se trata del vino “Tokaji”. Somos de Málaga, patria del vino dulce, y de esto entendemos un poquito. Y podemos asegurar que es de los mejores vinos dentro de la categoría de dulces que hemos probado nunca.
La catalogación en cuanto a “dulzura” es en “Puttonyos”. A más Puttonyos, más dulce. Con tres, ya es bastante dulce. Pero lo mejor es probarlos todos y decidir cuál es el que queremos comprar para traernos de recuerdo.
Además, la graduación alcohólica no es elevada, a diferencia de los otros vinos dulces, lo que facilita su ingestión. Si otros vinos dulces están sobre los 17º, el Tokaji está sobre los 11-12º.
Se puede beber a cualquier temperatura, aunque la mayoría nos recomendó tomarlo muy frío. No se debe mezclar con hielo, porque lo agua.
Cero alcohol
Por cierto, en Hungría el límite de alcoholemia es cero. Es decir, que no se puede dar ni el pequeño límite que aquí está permitido. Suelen haber frecuentes controles, y las sanciones son muy severas. Así que como decía Steve Wonder, si bebes, no conduzcas. Aunque bien pensado, eso es algo que deberíamos decir y hacer todos.
Hungría también produce otros muchos vinos, con una calidad-precio muy interesante. Por lo que es una buena opción para regalar. De todas maneras, al entrar en el país, hay que informarse de las cantidades que se pueden sacar libremente. Yo no fumo, pero puedo asegurar que el tabaco en Hungría es mucho más barato que aquí. Si no sabemos qué traerle a nuestro suegro, con un par de cartones de Marlboro quedaremos estupendamente. Aunque claro, el tabaco es malo para la salud. Pero si fuma, que además de fastidiarle los pulmones, no le fastidie el bolsillo, es bueno.
Buenos precios
Una cosa a tener en cuenta en Hungría es que comer resulta bastante barato en general. Esto hace que la opción de las grandes franquicias de comida rápida, no sea tan ventajosa. Me explico. Un menú turístico bueno, de los que en España cuestan 12-14 euros, en Hungría, al cambio, lo podemos encontrar por 5 ó 6. Sin embargo, un menú Whopper o Big Mac, que en España cuesta 5-6 euros, allí vale lo mismo prácticamente.
Pude asegurar personalmente que en España, a mi familia, de dos adultos y dos niños, cuando vamos a esas franquicias, nos cuesta comer unos 30 euros. Y por ese mismo dinero no se come de menú ni a la carta en España y, sin embargo, en Hungría comimos realmente bien por ese dinero. Es por ello que recomendamos vivamente disfrutar de la gastronomía húngara en pequeños restaurantes.
Como anécdota, me gustaría resaltar que la paella es el plato español más conocido en Hungría. En algunos sitios intentan imitarlo, pero en vez de pimentón o azafrán, usan paprika, por lo que puede resultarnos extraño.
Aburrirse, misión imposible
Hungría es de esos sitios en los que si uno se aburre es porque quiere y es un soso. Porque posibilidades para disfrutar las hay en abundancia.
Si lo nuestro es la cultura, Hungría está repleta de lugares de interés, con una capital, Budapest, que es una de las joyas de Europa. Podemos escoger entre arquitectura, artes plásticas o escénicas, etc.
Si lo nuestro va más por las actividades en la naturaleza, podemos escoger entre la pesca, caza, equitación, deportes náuticos o el simple disfrute del senderismo o la bicicleta.
Yo no soy aficionado a la caza, y por lo tanto, mi criterio no es de mucho valor. Pero he preguntado a varios amigos que sí disfrutan pegando tiros, y me han dicho que Hungría es de los mejores sitios para cazar, y que el precio de los puestos no es excesivamente caro. Al no ser yo cazador, no es algo que pueda asegurar de primera mano, pero mis fuentes son de fiar.
Pescar sí que he pescado alguna vez en Málaga, así que me atrevo a hacer un juicio de valor propio. Pescar en Hungría es una gozada. A poco que tengamos suerte, cogeremos un ejemplar de un tamaño respetable. Acostumbrado yo a coger muchas veces cosas tipo sardinas, pescar un bicharraco más grande que un zapato es interesante. Evidentemente, hay que hacer las cosas legalmente y seguir el procedimiento adecuado en caso de ser necesario un permiso.
Los caballos húngaros parecen tranquilitos, a excepción de uno. Que justamente fue el que me tocó a mí. Pido disculpas por mis pensamientos al montarlo. Supongo que no debe de ser muy humano desear que tu montura se parta una pata y lo conviertan en hamburguesas, pero como errar es de humanos, lo siento. Al final, casi nos hicimos amigos, supongo que porque quedó bien claro quién mandaba. Y yo soy muy obediente con los que mandan; en este caso, él.
Las canoas es otra forma de divertirse en los lagos húngaros. Suelen ser más aficionados al tipo canoa C que al Kayak K. A lo mejor es porque resulta más simple explicárselo a los turistas. Yo personalmente soy más de Kayak, pero entiendo que enseñar a palear las canoas es más fácil. Muy de agradecer el que en todas las empresas te suministran los chalecos y son muy cuidadosos con la seguridad.
La Puszta, naturaleza para todos los públicos
Aunque la gran pradera húngara conforma una gran parte del país, el turismo convencional escoge masivamente Budapest como principio y fin de un posible periplo por Hungría. Si bien es cierto que la capital magyar reúne suficientes encantos como para merecer una visita en profundidad, no lo es menos que el turista al uso suele perderse este paraíso rural en el que hombre y la naturaleza han establecido fuertes nexos de convivencia y sostenibilidad. Con actividades al aire libre sin fin, para todas las edades, y con parques nacionales como el de Hortobágy, la puszta merece sin duda una estancia lo suficientemente amplia como para conocerla en profundidad.
Hungría es una nación excepcionalmente llana en la que, de forma genérica, se denomina como puszta a las vastas extensiones de llanura esteparia que conforman una gran parte del este del país. Sus paisajes son, por lo general, un ejemplo vivo de cómo la naturaleza y el hombre pueden convivir de forma armoniosa desde hace más de dos milenios.
Una forma de vida dedicada al pastoreo y a la ganadería que son la esencia del país magyar. No es posible conocer realmente a los húngaros sin haber visitado esta zona de Hungría. Aquellos urbanitas que piensen que tras cuatro o cinco días en un hotel en Buda y una buena docena de fotos en el puente de las cadenas, el Gellert y el palacio de Sissi ya han conseguido captar el alma de este país, están profunda y lamentablemente equivocados.
El alma húngara
Cualquiera que haya visitado el país magyar, normalmente Budapest, suele quedar impresionado por la gastronomía, los vinos y el carácter normalmente seco de los nativos. Tras esas primeras impresiones, se oculta una sociedad agraria que tiene en las grandes llanuras esteparias su anclaje con el pasado. No en vano, el plato nacional húngaro, el gulag, proviene de la palabra «gulyás» que es nombre que reciben los pastores de los famosos szürkemerha, una especie de ganado bovino autóctona que nos recuerda a los famosos cornilargos de las películas del oeste norteamericano. Un plato recio de carne estofada sazonado con abundante pimentón, páprika. Una inyección de calorías para soportar las duras condiciones meteorológicas del campo abierto. Entender Hungría es tan sencillo como llegar a captar la esencia de sus zonas rurales, de su lucha constante contra la naturaleza, a veces inhóspita, y de su alegría tras las cosechas, simbolizadas en fiestas populares donde el Tokajy y los caldos de Eger corren con abundancia. Es el momento en el que se dulcifican los semblantes de los húngaros y cuando podemos comprobar que es un país en el que también se sabe disfrutar de la alegría de la vida.
Hortobágy
Pero, sin duda, lo que mejor simboliza a efectos turísticos la puszta es el Parque Nacional de Hortobágy (Hortobágy Nemzeti Park), el más grande de todos los parques nacionales del país. Con una extensión de 82.000 hectáreas, fue designado como tal el 1 de Enero de 1973 y es desde 1999, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Jinetes vestidos con trajes tradicionales, azules y negros, y carros tirados por los antes nombrados szürkemerha son algunas de las estampas que mejor describen la zona.
Dentro del parque los más pequeños pueden disfrutar de actividades tan diversas como la monta de los ponys autóctonos de Hungría, el tiro con arco o adquirir unas mínimas nociones del arte ancestral de la cetrería. Es conveniente no dejar de visitar dentro del parque el llamado Puente de los Nueve Arcos, donde se celebran con regularidad espectáculos ecuestres de singular belleza y complejidad.
Contemplar la naturaleza salvaje de bisontes, águilas, y caballos en ŕegimen de total libertad es un lujo inconmensurable dentro de Europa. Para los españoles, una curiosidad: los buitres leonados que habitan en el parque fueron importados de España a fin de preservar en su momento dicha especie en la zona. ¿Quién no recuerda a Félix Rodríguez de la Fuente mostrándonos la belleza salvaje del buitre leonado?
¿Dónde alojarse en Hortobágy?
Existe una variada oferta de alojamiento en la zona, pero nuestra recomendación es buscar con algo de tiempo una Csárda tradicional. La típica Csárda consiste en un complejo de dos edificios, generalmente uno frente a otro y situados en los márgenes de los caminos o carreteras. Uno de ellos suele ser un restaurante tradicional, más parecido a lo que en España serían las ventas, y el otro suele tener habitaciones para invitados en régimen de alojamiento y desayuno. Los desayunos en Hungría suelen ser copiosos y abundantes a fin de asegurar una buena dosis de energía para el duro trabajo agrario, por lo que los servidos a los turistas tienen estas mismas características.
Niños
Para los más pequeños, la experiencia suele resultar extraordinariamente divertida. Lejos de esos extenuantes programas de actividades a los que muchos padres nos vemos sometidos en largas experiencias de trekking, senderismo, etc en muchas partes del mundo, la experiencia de la puzsta húngara puede tener como objetivo el que los pequeños comprendan que el hombre y la naturaleza pueden convivir en perfecta armonía.
No se trata de descender barrancos ni de precipitarse sobre olas enormes, la moraleja de este viaje reside en disfrutar de un entorno natural en el que los más pequeños pueden aprender a realizar actividades tan divertidas como conducir un carro tirado por estos curiosos cornilargos o a montar en estos pacíficos ponys trotones, mientras los padres disfrutan de cursos de cocina o enológicos, para finalmente terminar el día, todos juntos, en alguno de los baños termales de la zona, la gran herencia turca que también da una especial seña de identidad a este país.
Diferencias climáticas
El clima en Hungría es muy cambiante. En verano puedes estar a 40 grados y unos días más tarde, a 17 grados. Además, entre el verano y el invierno hay diferencias muy grandes. Por poner un ejemplo, en el Lago Balaton, que en verano es para bañarse y hacer vela, en invierno es para patinar sobre hielo. Aunque vayamos en verano, un chubasquero ligero nunca está de más.
En coche
Al ser un país casi nada montañoso, hace que las carreteras sean llanas y sin especiales dificultades. Si a eso le añadimos el que su estado es más que correcto y que los conductores son civilizados, todo esto hace recomendable alquilar un coche para ver el país. En el bien entendido caso, de que debemos recordar que estamos en un país extranjero, y las multas se pagan “al contado”. También es recomendable el contratar el seguro a todo riesgo.
Mosquitos
Si vamos en verano, es absolutamente imprescindible comprar repelentes anti mosquitos. Ya sea por el Danubio, el lago Balaton u otros, es muy probable que pasemos por zonas con muchos mosquitos. No es que sean especialmente feroces, pero un poco latosos sí que son. Como siempre recomendamos, lo mejor es comprarlo en el país de destino.
Piscinas y spas
No hay país en el mundo que sea tan aficionado a las piscinas y los spas como Hungría. Es raro el hotel de más de 3 estrellas que no disponga de esos servicios. Incluso en el casco urbano de Budapest encontraremos piscinas, ya sea en la terraza o en un pequeño jardín. Y en el caso de hoteles turísticos más grande es habitual el encontrar parques acuáticos y piscinas con toboganes.
Trato correcto
Los húngaros son serios, pero amables. Puede darnos la impresión de que son un poco secos, pero no es así. Son gente simpática por lo general, pero que da el mismo respeto que recibe. A mí, personalmente, es algo que me gusta. Eso de que alguien al que acabo de conocer me trate como si hubiéramos ido juntos al colegio, no va conmigo. El personal de los restaurantes y hoteles, si eres amable y respetuoso, te tratará estupendamente por lo general.
Moneda
Aunque en toda Hungría aceptan los euros, y las tarjetas de crédito están tan extendidas como en España, no está de más echarse al bolsillo Florines Húngaros. En pequeños comercios alejados de Budapest y en algunas cosas públicas, la única forma de pagar es con moneda húngara. Lo descubrimos en el funicular de bajada de Buda a Pest. Aunque lo bueno es que al bajar andando hicimos un paseo muy agradable. Este paseo es para hacerlo de día, de noche es un poco solitario.
Agua
Parece mentira que en un país sin salida al mar, el agua sea tan importante en sus vidas. No tienen mar, pero entre lagos y ríos, el agua está casi omnipresente. El Danubio es su columna vertebral, y el lago Balaton su “mar interior”. Con otros pequeños lagos y ríos vertebrando el país. Y cuando no está el agua en la naturaleza, está en sus spas. Es significativo que Hungría sea una potencia en Waterpolo, remo y piragüismo.
En taxi
Los taxis no son caros normalmente. Pero hay unos taxis especialmente lujosos, normalmente Mercedes, que sí resultan un poco caros. Si le decimos al recepcionista del hotel que nos llame a un taxi, hay que insistirle en que sea un radio taxi normal, que no llame al servicio de lujo.
De utilidad
Policía
En caso de necesidad, llame al número de emergencias 112 utilizado internacionalmente, o el número de la Policía Húngara, el 107. El centro de atención telefónica podrá remitirle a la ubicación más cercana en la que podrá presentar su denuncia en un idioma extranjero.
Transportes
Se necesita un billete o pase comprado previamente para viajar en los vehículos de BKV (Servicios de Transporte de Budapest). Al montar en el vehículo (o al entrar en la estación de metro) debe validar su billete. Las máquinas perforan el billete o lo validan cortando la esquina y estampando en él la fecha y la hora de viaje. Cuidado con los carteristas en estos transportes.
Taxis
Si aún no conoce bien la ciudad, es más sencillo desplazarse en taxi. En Budapest, estos vehículos están equipados con matrículas amarillas y suelen tener una señal amarilla de “TAXI” en el techo. La marca y el color de los coches varía; no hay restricciones al respecto.
Moneda
Aunque muchos servicios y tiendas aceptan billetes de euro y dólares, la moneda oficial de la República de Hungría va a seguir siendo el Florín Húngaro ((HUF) durante los próximos dos años. Por tanto, si necesita dinero en metálico durante su estancia, necesita efectuar un cambio de divisa. El cambio de divisas está estrictamente regulado en Hungría.
Clima
El mes más frío es enero (-1°C), y el más caluroso, agosto (21,3°C). El número total de horas de sol es de 1.785 (datos de 1996). En cuanto a las precipitaciones, en Budapest se producen lluvias regulares en otoño y primavera.