El Valle del Jerte es uno de los lugares más emblemáticos de España, en especial entre las familias con hijos, gracias a la tranquilidad con la que se vive allí y la naturaleza que lo rodea. En otoño, los colores de los campos, el arrullo del agua y la suavidad de su clima hacen que se convierta en un destino inolvidable para viajar con nuestros hijos y alejarnos del estrés y la rutina.
Fotos: SOPRODEVAJE, VALLEAVENTURA, GECKO TURISMO ACTIVO Y GARGANTA DE LOS INFIERNOS ACTIVIDADES EN LA NATURALEZA
Paisajes únicos
El Valle del Jerte se prolonga en un territorio que va desde los 350 hasta los 2400 metros de altura, por lo que tiene diversos ecosistemas en los que encontramos tanto bosques como extensos pastos de montaña. Si algo caracteriza a los habitantes del Valle del Jerte es que viven de la tierra, pero siempre poniendo por delante su conservación y biodiversidad.
Todos estos paisajes tan especiales forman parte de la Red Natura 2000 y la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura. Dentro del propio valle encontramos la Reserva Natural Garganta de los Infiernos, en la que se reúnen la flora y fauna de varios ecosistemas. Allí nos podemos dar un chapuzón en los Pilones, una zona de baño natural definida como una de las más bellas del mundo.
Una naturaleza cambiante
En otoño la naturaleza parece estar preparándose para descansar, y ello se traduce en un sinfín de colores que hacen que los paisajes del Valle del Jerte parezcan lienzos recién pintados. Tonos rojos, naranjas, rosados y amarillos se despliegan por los campos como cálidas mantas que anticipan la llegada de los meses más fríos. La vida continúa y late en cada árbol, cada piedra y cada flor.
Pero el Valle del Jerte nos espera con maravillas en cualquier época del año. Cada estación lo viste de una manera y cambia sus formas y colores, maravillándonos cuando creemos que ya lo hemos visto todo.
En primavera disfrutamos de los tiernos verdes recién nacidos y el blanco de los cerezos. Ya en verano, las rojas cerezas y el rumor del agua nos invitan a buscar el frescor. En invierno, la piedra y las cumbres llenas de nieve son las protagonistas. Y en otoño hasta la brisa parece arrastrar versos cálidos en torno a la brillante paleta de colores.
Además, los paisajes del Valle del Jerte cuentan con una panorámica especial caracterizada por sus cultivos y terrazas, una muestra de la interacción del hombre con la naturaleza a lo largo de los años en la que ambos salen ganando.
Y es que el clima y la orografía de la zona la convierten en una zona privilegiada para la agricultura y, por supuesto, para el cultivo del cerezo, la gran estrella de sus campos. El cerezo se ha convertido en la base de la economía del valle e incluso en un elemento de la identidad cultural de la comarca.
El paisaje del Valle del Jerte, en forma de gran anfiteatro, nos proporciona un montón de puntos desde los que admirar cada uno de sus elementos hasta 2.400 metros de altitud, donde se alzan el Calvitero o el Torreón. El cerezo muestra así su habitual espectáculo de explosión de colores antes de dormitar con la llegada del invierno dejando a su paso una alfombra de hojas.
Miradores
Para disfrutar de estos paisajes no hay nada mejor que ir hasta alguno de los miradores que hay en el Valle del Jerte, casi veinte repartidos por toda la zona, algunos de ellos son:
• Mirador de la Memoria (El Torno). Espectaculares vistas del Valle del Jerte, la Sierra de Tormantos y el embalse del río Jerte, que se unen a las melancólicas esculturas en memoria de los olvidados de la Guerra Civil, obra de Francisco Cedenilla Carrasco. Dispone de merendero.
• Mirador Los Lagares (Barrado). Permite ver los alrededores de la Garganta del Obispo y tiene un merendero, por lo que es perfecto para hacer un descanso y disfrutar de las vistas.
• Mirador Puerto Tornavacas (Tornavacas). Situado a 1.274 m. Un punto ideal para comenzar nuestro viaje y contemplar como si de un anfiteatro se tratara toda la comarca., invitándonos a volar sobre la inmensidad del paisaje que nos muestra.
Un mirador accesible para personas con movilidad reducida, con zona de descanso.
• Mirador de la Cabra (Cabrero). Se encuentra en un parque que hace homenaje a los pastores de cabras de la zona y a estos rebaños que proporcionaban leche y queso además de mantener limpios los campos. Además, tiene un parque infantil en el que los niños pueden jugar mientras nosotros disfrutamos de las vistas.
• Mirador el Balcón del Valle (Piornal). Tiene una de las vistas más espectaculares, y es que no en vano se sitúa en Piornal, el pueblo más alto de Extremadura (1.175 metros de altura). Allí encontraremos un merendero, un parque de juegos y una fuente para refrescarnos.
La Otoñada
Desde hace casi dos décadas, el Valle del Jerte celebra “La Otoñada”, una serie de experiencias relacionadas con la cultura y las tradiciones de la zona. Incluye mercados artesanos, jornadas de recogida de setas, talleres, visitas guiadas, rutas de senderismo, degustaciones, concursos, exposiciones, teatro, recreaciones históricas, seminarios, música en directo… En fin, es imposible aburrirse en otoño en el Valle del Jerte.
Estas jornadas empiezan a finales de octubre y se extienden como el otoño hasta mediados de diciembre, cuando los árboles del Valle del Jerte se sumergen en el letargo hasta la próxima primavera. Es una ocasión fantástica para recorrer el Valle yendo de pueblo en pueblo disfrutando de todas las actividades.
Para más seguridad y tranquilidad de todos, este año se han diseñado actividades con un formato más íntimo pensando en grupos pequeños que puedan compartir estos retazos de la cultura del Valle.
Avistamiento de aves
En el Valle del Jerte hay más de 150 especies de aves, por lo que ir a verlas es una actividad que podemos hacer en familia y que resulta apacible y agradable para todos. En la zona encontraremos empresas especializadas con las que iremos al Mirador de los Riscos de Cabeza Merina o a la Garganta de los Buitres. Desde estos enclaves veremos volar sobre nuestras cabezas a los buitres, las águilas reales y las perdiceras.
Otros sitios a los que podemos acudir para ver aves son la Reserva Natural Garganta de los Infiernos, la cola del embalse del Jerte o el puerto y la sierra de Piornal. Aquí se han colocado dos escondites en los que podemos situarnos para ver a las impresionantes rapaces y otras aves más pequeñas: el águila real, los milanos, el alimoche, el buitre negro, el buitre leonado y también algunas especies de córvidos.
Centros de interpretación
Siempre es bueno encontrar un momento para visitar algunos centros de interpretación en el Valle del Jerte que nos van a ayudar aún más a comprender el entorno y a explicárselo a nuestros hijos.
En Cabezuela del Valle encontramos el Centro de Interpretación del Agua, y en la localidad de Jerte podemos visitar el centro de interpretación de la Fauna y La Flora y el Centro de Reproducción de Salmónidos. En Tornavacas el Centro de Interpretación Recepción del Visitante, una antigua cárcel accesible y con contenidos multimedia, nos muestra la etnográfica de la localidad y la comarca. Si vamos a Piornal, tenemos el Centro de Interpretación de Jarramplas donde conoceremos una de las fiestas de Interés Turístico Nacional más populares de Extremadura.
Historia y cultura
Además de estos centros de interpretación, también podemos visitar algunos museos que seguirán colocando piezas en la historia del Valle del Jerte. En Piornal solo tendremos que pasear por sus calles para ver el Museo al Aire Libre de Fachadas, 26 de ellas componen una auténtica galería de arte con diseños de todo tipo que muestran la identidad del Valle del Jerte tanto tradicional como actual. En Cabezuela del Valle se encuentra el Museo de la Cereza, situado en una casa tradicional y de gran valor histórico-artístico. Además de conocer la historia de la cereza en el Valle del Jerte, podremos apreciar la arquitectura popular de la zona. Disponemos de recursos interactivos, pero también de la posibilidad de evocar a un antiguo recolector de cerezas colgándonos del brazo el garabato y el clásico cesto con el que recogían los frutos.
En esta localidad encontraremos una deliciosa curiosidad, el Museo Escolar, una antigua escuela de hace 50 años reconstruida con material y mobiliario de la época, perfecta para enseñar a nuestros hijos cómo eran los colegios antiguamente.
Siguiendo con los modos de vida antiguos, en Casas del Castañar podemos ver el Museo Etnográfico Doctor Sayans, médico e historiador que recopiló todos los materiales arqueológicos y etnográficos que se exponen allí: tratados de Historia y Medicina, cuadros, herramientas, armas y demás curiosidades.
Turismo Activo
¿Cómo no aprovechar la biodiversidad del valle para hacer turismo activo en familia? No solo disfrutaremos de los dorados paisajes del otoño del Valle del Jerte sino que construiremos recuerdos con nuestros hijos mientras respiramos aire puro y nos ejercitamos.
Las propuestas que hay son innumerables y de todo tipo para que no haya excusas: rutas senderistas de distintos niveles, rutas en bicicleta o a caballo, escalada, barranquismo, piraguas, rafting, espeleología, parapente para los más atrevidos… Da igual la experiencia o la edad, siempre encontraremos una actividad que se adapte a nuestra familia. Existen 26 rutas de senderismo homologadas con distinta longitud y dificultad.
Algunas de las rutas senderistas más interesantes son:
Ruta de Carlos V (PR-CC 1), ruta lineal de casi 28 km para conocer la última etapa de la ruta que siguió el emperador en su retiro al Monasterio de Yuste
Ruta Las Juderías (PR-CC 10), ruta lineal de 12 km, también conocida como ruta de los carboneros, en referencia al camino arriero para el carbón vegetal que unía dos pueblos y dos comarcas.
Ruta Camino Real (PR-CC 15), 10 km por un antiguo camino entre dos pueblos que se utilizó para transportar aceitunas y castañas. Cruza la Garganta del Caozo con un espectacular salto de agua, “el Calderón”.
Ruta Garganta las Nogaleas (SL-CC 33), ruta circular de aproximadamente 5 km que transcurre al borde de la Garganta las Nogaleas con impresionantes cascadas y saltos de agua.
Ruta los Castaños (SL-CC 35), ruta circular de 5 km por un bosque de castaños, cinco de ellos espectaculares y declarados Árboles Singulares por la Junta de Extremadura.
En la zona podremos contactar con empresas de aventura que se encargarán de encontrar actividades que se adapten a nuestros intereses y características y que nos guiarán por lugares recónditos que descubrir desde dentro, mientras compartimos una jornada en familia al aire libre.
Y es que aunque caiga el sol, el Valle del Jerte sigue siendo espectacular. Sus cielos tan limpios y abiertos permiten ver las estrellas con claridad cuando llega la noche, una buena ocasión para disfrutar del astroturismo, tanto si ya somos expertos como si es la primera vez que queremos descubrir las estrellas.
Los mejores sabores naturales
No solo podemos viajar por los paisajes del Valle del Jerte con la mirada sino también con el sentido del gusto y del olfato a través de su deliciosa gastronomía. En esta época, en otoño, podemos degustar castañas, higos, setas, madroños, nueces, granadas…
Intensos sabores naturales que crecen en los bosques y demás vegetación de ribera que también nos saltan a la vista con sus tonos dorados en contraste con el verde del musgo y el liquen de los árboles y el rumor de arroyos y riachuelos.