Probablemente sea el nombre de ciudad más pronunciado del mundo. Y seguramente el 99,99999% de las ocasiones no sea refiriéndose a ella, sino como el nombre del lugar donde pasó sus primeros años Jesús, antes de dar paso a lo que comúnmente se denomina “su vida pública”.
Una reflexión personal
Puede que de todo el viaje que hicimos a Tierra Santa, fuera en Nazaret donde más pensé y le di vueltas al “coco” acerca de dónde estábamos, lo que veíamos y lo que significaba todo.
Es todo una reflexión personal mía, lo admito, pero en Nazaret fue todo como mucho más “directo”. Es seguro que Jerusalén y Belén son más importantes desde el punto de vista bíblico y cristiano. Pero, al menos para mí, tienen tantas cosas impactantes para un cristiano, que no te deja pensar.
Son como una sucesión de golpes, no te da tiempo a pensar. Casi no puedes asimilar lo que estás viendo. En poco menos de 1.000 metros, ves donde murió Jesús, donde predicó, la puerta por la que entró, etc.
Y si hablamos de Belén, pues el primer shock es bastante mundano, consiste en pasar por el muro de seguridad y garitas con guardias armados, y cuando aún no te has recuperado, entras en el lugar donde nació Jesús.
Por eso Nazaret es donde más pude pensar, porque tiene casi tanta simbología y significado, pero no tiene esa saturación de impresiones.
Según me contaron, muchos europeos se “saltan” Nazaret y se concentran en Jerusalén y Belén. Los yanquis y los africanos no perdonan esa visita. Yo personalmente recomiendo no saltársela.
Se sea cristiano o no, en cualquiera de sus diversas variantes, Nazaret es el lugar donde vivió la persona (o hijo de Dios para los creyentes como es mi caso), más importante que ha existido o existirá jamás. Porque todo el mundo, tal y como lo conocemos, es como es porque existió Jesús y vivió en Nazaret.
Qué hacer
La verdad es que este reportaje me va a salir bastante “atípico”, porque entre mis reflexiones personales y lo que voy a aconsejar, no se parece a un reportaje como los que hago normalmente.
¿Qué hacer? Pues mi consejo es sencillamente pasear y dejar que el ambiente y lo que significa te rodee. Hay cosas que ver, y las voy a enumerar, pero pasear por Nazaret, ver a la gente, ver cómo viven los árabes-israelíes, reflexionar e incluso hacer compras, es mi consejo personal.
Comer en Nazaret también es una buena opción. Podremos comer auténtica comida árabe sin influencias. En Israel se come estupenda comida árabe, pero en las zonas árabes, al menos en mi opinión, es más “tradicional” y auténtica. O al menos, a mí me supo así.
Aunque no esté exactamente en Nazaret, a ocho kilómetros podemos ver el lugar donde Jesús transformó el agua en vino, su primer milagro. Como mi familia es de Jerez, este del vino es un milagro que siempre nos ha gustado. Como decía mi padre, el evangelio tendría que haber especificado qué tipo de vino, aunque él siempre sostenía que como fue al final de la comida, debió de ser vino dulce. Y que no me vengan ahora los puristas a escribirme que el vino dulce se puede tomar también con la carne.
También cercano a Nazaret, está el monte Tabor. Lugar de la Transfiguración de Jesús. Es un poco lioso llegar, pero si vamos con un buen guía o taxi, no hay ningún problema.
Lo que no nos podemos perder de hacer es una ruta por las iglesias de Nazaret, con especial incidencia en la Basílica de la Anunciación. Que está edificada donde el Arcángel Gabriel se le apareció a la Virgen María y le comunicó que iba a ser la madre del Hijo de Dios.
Al lado de la Basílica, bajo la Iglesia de San José, hay una caverna donde se cree que estuvo la carpintería de San José.
Árabe
Nazaret es una ciudad árabe-israelí, y está en una zona predominantemente árabe. Esto es algo que a simple vista no se aprecia, hace falta fijarse un poco para darse cuenta. La verdad es que si no estás buscando diferencias en las zonas en Israel, hasta pasan desapercibida.
Iglesias
Las iglesias ortodoxas rusas y griegas suelen ser muy recargadas para el gusto nuestro, pero la de San Gabriel que está a un kilómetro de Nazaret, es muy bonita e íntima, merece la pena visitarla.