Cuando se visita Fez todo turista pasa por Fez el Bali, la medina amurallada de la ciudad que si bien no tiene ningún desperdicio y es totalmente imprescindible no es la única medina de la ciudad.
Pegada a Fez el Bali nos encontramos con Fez el Jédid conocida como la nueva medina de Fez. Ésta, en realidad, no es más que una ampliación de la primera medina realizada en el siglo XII por los benimerines, la dinastía bereber más importante del norte de África surgida tras la destrucción del Imperio Almohade que instaló en Fez su capital a mediados del siglo XIII.
Los benimerines consideraron a su llegada que Fez el Bali era muy pequeña para albergar los palacios, fortalezas y mezquitas que querían construir por lo que levantaron a las afueras de los muros de la ciudad otro recinto amurallado, Fez el Jédid.
Lo más importante de esta nueva medina es el Barrio Real donde se incluye el Dar el-Makhzen, el Palacio Real residencia del sultán y sus tropas. Este palacio se caracteriza por poseer una lujosa fachada ornamentada con estucos intercalada con portones dorados, como la de Nehass, con paneles de madera tallada. Construido alrededor de dos patios decorados con azulejos y columnas de mármol, en su interior alberga el Museo de la Artesanía y la Antigüedad.
Otros de los lugares más llamativos de Fez el Jédad es el Mellah, o barrio judío de Fez, que dio nombre a todas las judería marroquíes. Data de mediados del siglo XV y en sus calles aún sobreviven los orfebres que son los que dan vida a esta zona de la ciudad.
Además de esto del Fez el Jédad el visitante no se puede perder sus jardines, mezquitas, plazas de armas, fortalezas y cuarteles que transcurren por las calles.
Texto: Viajar El Periódico