La denominada “Ruta Azul” se constituye sobre el litoral atlántico de la Patagonia Argentina, como uno de los circuitos turísticos más novedosos del país. Alberga una fauna marina de características únicas e invita al avistamiento de pingüinos de Magallanes y Penacho Amarillo, así como toninas overas, lobos marinos y orcas.
La travesía recorre la Ruta Nacional 3, entre las ciudades de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, y Río Gallegos, en la vecina provincia de Santa Cruz. El itinerario costero que propone la Ruta Azul une, a lo largo de 500 kilómetros, denominados “parques azules”, que no son sino parques marítimos, y “parques verdes” por ser parques arbolados en la cordillera patagónica.
Una novedad marina
Uno de las primeras ciudades que recorre esta Ruta Azul es la chubutense Camarones, también punto de partida del Corredor Bioceánico, reconocida por sus actividades de pesca y buceo. Aquí encontramos el Parque Marino Costero Patagonia Austral, unas 130 mil hectáreas protegidas que cubren un centenar de kilómetros de costas del Cabo Dos Bahías y la Bahía Bustamante, además de unas 60 islas e islotes. El Parque es una reserva que protege unas 40 especies de aves y diez de mamíferos, entre pingüinos, patos vapor, ballenas, guanacos, ñandúes y lobos marinos y preserva la biodiversidad del norte del Golfo San Jorge.
Tras los pasos de Darwin
El siguiente destino turístico de la Ruta Azul es la ciudad santacruceña de Puerto Deseado, que destaca por albergar en su territorio único río sudamericano cuyo cauce abandonado fuera ocupado por el mar. Constituida en torno al puerto pesquero que le dio vida, Puerto Deseado ofrece excursiones náuticas y terrestres que recorren el Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino, creado en 2009 para proteger unas 140 mil hectáreas de superficie oceánica, así como otras áreas que invitan al avistamiento de la flora y fauna local. La ruta comienza en el Cañadón del Duraznillo, a unos 120 kilómetros de la ciudad y donde se pueden ver guanacos, choiques y águilas. Desde allí se accede a la Reserva Científica Monte Loayza, la lobería continental más grande de la provincia. Por su parte Cabo Blanco es un área protegida desde 1937 que es refugio de los lobos marinos de dos pelos.
Entre los espacios de mayor relevancia de la zona figura la Reserva Natural Ría Deseado, hábitat natural de pingüinos de Magallanes, petreles y flamencos. Esta reserva es una rareza geológica que hace miles de años permitió, en un cauce de 40 kilómetros, que las aguas del océano penetraran en el continente.
En la misma zona pero sobre la costa sur, se encuentra la Reserva Provincial Isla Pingüino, elegida como hogar por una colonia de Penachos Amarillos, a 24 kilómetros de la ciudad. Por otra parte, entre los faros de Puente Mercedes y Cabo Guardián, se sitúa la Bahía Laura lugar de anidación de gaviotas coneras, patos crestones y ocasionales toninas overas.
Por fuera del itinerario habitual de la Ruta Azul, otro destino recomendado a 250 kilómetros de Puerto Deseado, es el Bosque Petrificado Jaramillo, uno de los yacimientos fósiles más importantes de Argentina, declarado Monumento Natural en 1954.
Apartado imprescindible
En el camino hacia Puerto Santa Cruz, donde se erige el más austral de los parques marinos que constituyen la Ruta Azul, vale la pena una visita extra a la ciudad de Puerto San Julián, situada a orillas de una bahía que se adentra en la meseta patagónica. Una urbe reconocida por haber sido base de operaciones durante la Guerra de Malvinas. A 25 kilómetros de la ciudad encontramos una Reserva Natural con guanacos, ñandúes y zorros entre sus habitantes. Además, también viven toninas overas, pingüinos de Magallanes y dos loberías.
Final del circuito
El último destino de la Ruta Azul es Puerto Santa Cruz, a orillas del estuario del río homónimo. Una ciudad que se constituyó como primera capital provincial y mantuvo un importante rol durante la afirmación de la soberanía argentina en la zona sur del país.
La ciudad es sede desde 2004 del Parque Nacional Monte León, motor del desarrollo turístico local que protege más de 68 mil hectáreas y 40 kilómetros de costas. Los senderos del parque llevan hasta un apostadero reproductivo de lobos marinos de un pelo. Otros lugares imprescindibles de este Parque son el mirador isla Monte León y la antigua guanera. Además, aquí vive la cuarta colonia de pingüinos de Magallanes más importante del país con 60 mil ejemplares. Además, con la marea baja se puede acceder a pie a la isla Monte León donde habitan cormoranes, gaviotines, ostreros, bandurrias, cauquenes y flamencos y desde donde se puede avistar ballenas francas, orcas y delfines.
Texto: Revista Viajar