Viajar con nuestros hijos nos obliga a ser más previsores, puesto que la planificación es distinta con ellos en la ecuación. ¿Y si además nos planteamos llevarnos a nuestra mascota? No es tan sencillo como cargar con ella como si se tratara de un añadido a nuestro equipaje.
Cualquiera que tenga una mascota en casa, sabe que alterar el ritmo normal afectará con toda seguridad al estado de ánimo del animal. Nos referiremos en este artículo a los perros y gatos, que son los más habituales en nuestras casas. Son animales sensibles, que son capaces de percibir cualquier cambio en su entorno; sobre todo los perros, que son animales muy sociales.
Afrontar el trance
Por este motivo, conviene no inquietarlos en los momentos previos a nuestro viaje. Lo mejor es tratar de estar tranquilos mientras planificamos o hacemos el equipaje. Si actuamos como si fuera un día normal, le ahorraremos mucha ansiedad a nuestro mejor amigo.
Podemos tener la tentación de administrarle un tranquilizante, para que afronte mejor el trance si vamos en avión por ejemplo, pero no es recomendable hacerlo. La razón es que a grandes alturas, los efectos de estos medicamentos son impredecibles, y pueden provocar vómitos u otros efectos.
Probablemente, tendremos que introducir a nuestra mascota en una jaula o contenedor, como se establece en las normas de muchos sistemas de transporte. En este caso, es buena idea acostumbrar al animal a permanecer dentro algún tiempo. Esto podemos hacerlo desde un mes antes de partir, y así no le cogerá por sorpresa el día del viaje.
Objetos conocidos
Una forma más de ayudarle a viajar en su jaula es incluir algún cojín u otro elemento al que esté habituado, mejor sin lavar, porque así reconocerá los olores acostumbrados y no se alterará demasiado si tenemos que separarnos de él unas horas. En el momento de la separación, la naturalidad es también la mejor norma. No conviene ser demasiado efusivos, porque si lo hacemos así, el animal percibirá que algo anormal está ocurriendo y eso hará que aumenten sus nervios.
A pesar de todas las precauciones, no será extraño que nuestra mascota se ponga más nerviosa de la cuenta. Por eso, conviene no alimentarlo en las 8 horas previas al embarque, para evitar vómitos durante el desplazamiento.
El papeleo
Una vez que hemos abordado los aspectos relacionados con la comodidad de nuestro amigo, conviene ahora afrontar los trámites necesarios para cumplir con lo establecido sin sorpresas de última hora.
Si el viaje es dentro del territorio nacional, no tendremos mayores problemas. Necesitaremos hacer algunas comprobaciones sin embargo. Al hacer la reserva del billete de avión, barco o el transporte que elijamos, debemos aclarar que pretendemos llevar una mascota, porque hay un límite de animales permitidos y podemos encontrarnos con el inconveniente de que nos la rechacen si no hemos avisado. Aunque nos digan que está aceptado de palabra, conviene revisar en el billete que efectivamente es así. También conviene revisar los requisitos específicos de la compañía con la que viajaremos, porque pueden diferir algo entre una y otra.
Según el viaje
Lo más importante contemos con la jaula o recipiente adecuado para trasladar a nuestra mascota. Tendremos que llevar también la cartilla de vacunación, y algunas aerolíneas puede solicitarnos un certificado de buena salud emitido en los 10 días anteriores al vuelo.
Si pretendemos viajar a un país extranjero, dentro de la Comunidad Europea, los requerimientos aumentan. Los hurones, perros y gatos necesitan un pasaporte para viajes intracomunitarios. Este documento asegura que el animal ha sido vacunado contra la rabia, así como inmunizado para otras enfermedades, y también incorpora datos médicos relevantes. Si viajamos a Reino Unido, Irlanda y Suecia, conviene revisar las exigencias porque algunas son diferentes.
Es también imprescindible que el animal lleve un chip electrónico o tatuaje de identificación, que permitirán un mejor control en caso de abandono o pérdida.
En cabina o bodega
Hemos comentado las necesidades en torno a la jaula o contenedor para nuestra mascota, así como de la posibilidad de que tengamos que separarnos de ella durante el viaje. Esto ocurrirá si nos obligan a dejar al animal en la bodega. La verdad es que no existe una regla fija, y cada compañía establece sus normas al respecto. Algunas nos dejarán llevar a nuestro perro o gato en la cabina, junto a nosotros, pero no siempre será así. Por eso conviene informarse bien antes de emprender el viaje.
En cualquier caso, si queremos que viaje en cabina, si es que existe esa posibilidad, hay que comunicarlo al hacer la reserva, porque existen algunas restricciones. Por ejemplo, no pueden viajar más de un determinado número de animales en cabina, y el vuelo tampoco puede superar las 4 horas de viaje. Si se cumplen estos requisitos, la mascota se despachará como un equipaje de mano, siempre y cuando nuestro animal sea pequeño y no supere los 6 kilogramos. Y siempre en un contenedor especial, con unas dimensiones máximas que deberemos corroborar con la compañía.
Por supuesto, nos haremos responsables del comportamiento del animal, así que tendremos que evitar situaciones inesperadas o desagradables, como que nuestra mascota salga del recipiente o desprenda mal olor. Este último punto es importante, porque puede ser motivo de rechazo por parte de la compañía. Así que, nos apuntamos otro consejo: lavar a nuestro amigo antes del viaje.
Si el nuestro es un perro lazarillo, y nos resulta necesario para orientarnos, podrá viajar en cabina, pero tendrá que ir con bozal y, además, no ocupará asiento, así que tendrá que ir a nuestro lado y con el conveniente cuidado para que no estorbe a los demás pasajeros. No pagarán pasaje y no tendrán restricciones en cuanto tamaño o peso.