Una investigación de la Universidad de Cornell de Estados Unidos, publicada en la revista científica The FASEB Journal detectó una relación entre los mecanismos de la gestión del estrés de las personas y la alimentación en las mujeres embarazadas.
Más concretamente, los autores analizaron la correlación entre el consumo de colina – un nutriente esencial que se encuentra en los complejos de vitamina B y muy abundante en huevos e hígado – y los niveles de cortisol – una hormona que provoca la respuesta al estrés – presentes en la sangre, placenta y tejido umbilical. Esta correlación se hizo tanto en madres que consumían la cantidad recomendada de 480 miligramos de colina diarios y en otras que consumían 930 miligramos.
El estudio determinó que un consumo elevado de colina provoca cambios epigenéticos en el feto que reducen los niveles de cortisol. La producción elevada de esta hormona puede derivar en estrés crónico y ansiedad, además de enfermedades cardiovasculares.
La Dra. Marta Antich, de la clínica de reproducción asistida Fertilab Barcelona, esclarece que la colina se trata de un nutriente importante a tener en cuenta durante el embarazo y que esta investigación demuestra que la dieta durante esta etapa debe ser estricta: “Nosotros ya recomendamos a nuestras pacientes que, incluso seis meses antes de empezar los tratamientos, sigan las pautas de alimentación que les recomendamos, evitando el tabaco y el alcohol”.
En este sentido, la Dra. Antich incide en la importancia de una buena alimentación durante el embarazo: “Una vez que nuestras pacientes se quedan embarazadas en nuestra clínica, aún les queda un camino de nueve meses de gestación por delante. Nuestro cometido es que salgan de Fertilab Barcelona con el deseo cumplido de tener un bebé sano, y esto implica que la madre también deba abstenerse de consumir ciertos alimentos”.
1. Leche cruda, lácteos sin pasteurizar y quesos mohosos
Mientras que la leche cruda es poco recomendable de por sí, al poder contener bacterias como la salmonela o el E.Coli, también hay que evitar los denominados ‘quesos mohosos’- como el Gorgonzola, el Queso Azul, o el Roquefort –, los quesos sin pasteurizar – como pueden ser el Brie, el feta o el camembert –, así como los quesos blandos mexicanos – como el queso Oaxaca o el Queso Panela. Al no contar con una fermentación previa, en todo este tipo de quesos existe cierto riesgo de contaminación por bacterias, como puede ser la listeriosis.
Desde la clínica de fertilidad de Barcelona recomiendan los quesos duros o curados, en el caso que se desee comer queso, como pueden ser el Gouda, el Edam, el Cheddar, el queso manchego, el parmesano y el grana-padano, entre otros. De la misma manera, los quesos para untar y el requesón, como el mató o incluso la mozzarella, entran en la categoría de ‘aceptables’. En el caso de la leche, se recomienda que esté siempre pasteurizada antes de consumirla, y mejor si ha sido uperizada.
2. Carne cruda o poco hecha y embutidos
Cuando cocinamos los alimentos, reducimos el riesgo de contraer enfermedades, causadas por bacterias y parásitos, como por ejemplo la toxoplasmosis. De esta manera, se aconseja evitar el consumo de carpaccios durante el embarazo.
Además, los embutidos, como el salchichón, el fuet, la morcilla, el chorizo o la mortadela, pueden contener listeria.
“En cuanto al jamón, mejor tomarlo cuando tiene más de 18 meses de curación, o 24 meses en el caso del jamón ibérico”, apuntan desde Fertilab Barcelona.
3. Germinados y verduras sin lavar
Los germinados crudos, como la alfalfa, el rábano, la soja o el trébol, y las verduras de hojas verdes, como la lechuga, la escarola, la col o la coliflor, son propensos a ser contaminados con bacterias como E. Coli y salmonella al ser cultivadas a ras de tierra y por el contacto directo con los abonos . De esta manera, debemos lavar las verduras a consciencia, algo que en los germinados se desaconseja debido a su fragilidad.
Una forma segura de consumir los germinados y las verduras es cocinándolas para eliminar las bacterias presentes.
4. Pescado y marisco crudo
Aunque el consumo de pescado es altamente recomendable durante el embarazo, el pescado crudo, además de ser una fuente de bacterias importante, también puede contener el parásito anisakis, con lo que si se va a comer sushi, hay que confirmar si el pescado ha sido congelado a una temperatura de al menos -35˙C durante un mínimo de 15 horas para eliminarlo.
Cabe recordar que el pescado rojo, como el atún o el salmón suele tener grandes concentraciones de mercurio, por lo que se recomienda a la gestante que limite muy bien su consumo.
En lo referente al marisco crudo, como puede ser el consumo de erizos de mar u ostras, también pueden ser una fuente de bacterias y de intoxicaciones severas si no se consumen en un estado óptimo.
5. Patés y foie
Volviendo otra vez al consumo de colina, hay que limitar los patés de hígado (paté de foie). Además, el hígado también tiene un contenido muy alto de vitamina A, y el exceso de su consumo puede ser perjudicial para el feto.
En cuanto al resto de patés, hay que fijarse en que estén pasteurizados y evitar los patés caseros.
Fertilab Barcelona cuenta con una unidad de alimentación y nutrición durante el embarazo que ayuda activamente a sus pacientes, tanto hombres como mujeres, durante el tratamiento de fertilidad, la gestación, el parto y en la lactancia.