Ferrara es capital de su provincia en la región de Emilia Romagna, situada al este de Italia y similar en paisaje y atractivos a su vecina Toscana. El pasado 20 de mayo esta región fue sacudida por un corto pero intenso terremoto de 5,9 grados en la escala de Richter, que en la capital ferraresa apenas causó daños. Ferrara se divide entre su centro histórico y medieval, de calles intrincadas, y la llamada Ampliación Hercúlea del norte renacentista, considerada el primer plano urbanístico moderno de la historia (finales del siglo XV). La armónica conjunción de ambos entornos le valió a Ferrara en 1995 el reconocimiento como Patrimonio Mundial por la Unesco. La joya de Ferrara es el Castillo Estense . Esta fortaleza, originaria de finales del siglo XIV, fue el símbolo del poder de la Casa de Este, soberanos y mecenas de los Ducados de Ferrara (1240-1597) y Módena (1288-1860). La parte más alta de la torre original, llamada de Los Leones, fue dañada en el terremoto de mayo. Muy cerca del castillo está la Catedral , del siglo XII. Destaca su bella fachada, con tres portadas revestidas de mármol. Tras la visita a la catedral, la terraza del León d’Oro , justo enfrente, invita a una pausa para tomar un café. En su interior se pueden adquirir además platos y elementos decorativos elaborados con cerámica graffita, de efectos cromáticos singulares.
Pero la verdadera experiencia aquí es la bicicleta. Ferrara es la capital italiana de las bicis y casi todos los hoteles la proporcionan a sus huéspedes. Pedalear constituye el mejor y más saludable medio para moverse por sus calles medievales y su barrio judío. Con ella será sencillo buscar la casa donde nació el polémico dominico Girolamo Savonarola, ferrarese de nacimiento (iglesia de San Francesco), recorrer la Via delle Volte , con sus arcos techados y abovedados; encontrar la sinagoga judía que alberga el museo hebreo o pararse a comprar pasta fresca. Los más golosos tienen una parada fija en La Bottega del Cioccolato , con chocolates y envoltorios originales. El aperitivo italiano (se toma a las siete de la tarde) hay que tomarlo en la osteria Brindisi , considerada la más antigua del mundo, según el Libro Guinness, y en cuyo piso superior se alojó el astrónomo polaco Nicolás Copérnico, que obtuvo aquí su título universitario (1503). Para cenar, dos buenas opciones son Cusina e Butega o la escondida y elegante trattoria Ca’da Frara, con menús típicos ferrareses de pasta y platos contundentes y sabrosos. Los amantes de la historia pueden buscar otro día la tumba de Lucrecia Borgia en el monasterio del Corpus Domini. Murió aquí en 1519 como duquesa de Ferrara.
Excursión a la riqueza natural del delta del Po
A una hora en coche de Ferrara está el delta del río Po, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1999. La denominación de la Unesco se titula desde entonces Ferrara, Ciudad del Renacimiento y su Delta del Po. En esta zona, el Parque Regional del Delta del Po, superficie protegida de 52.000 hectáreas, acoge numerosas especies de aves para avistar, así como lugares cercanos donde caballos de raza Camarguesa, ciervos y toros viven en régimen de semilibertad.
Texto: Viajar El Periódico