Es bastante difícil escribir acerca de esta ciudad, porque a excepción de París o Roma, no creo que haya otra tan visitada. Ya sea en un viaje a Italia, en un crucero por el Mediterráneo, en tu viaje de novios, o como viaje de fin de estudios, es muy probable que la hayamos visitado. Y si no nosotros, seguro que algún amigo sí.
Así que esto no va a ser un reportaje clásico en el que se describe la Plaza de San Marcos y se dan los mismos datos que se pueden sacar de la Wikipedia. Porque para decir lo bonita que es la catedral, para ese viaje, no se necesitan alforjas. Lo que vamos a intentar es dar los mejores consejos.
Llegada
Venecia es una ciudad a la que hay múltiples formas de llegar, tanto por sus buenas infraestructuras, como por el hecho de que millones de personas quieren ir a allí.
Si obviamos el barco, ya que entonces sería una mera escala en un crucero, nos quedan tren, coche y avión.
Nosotros fuimos en avión, pero si volamos a Milán, que es una ciudad muy interesante y con muchas conexiones, y de ahí cogemos el tren a Venecia, puede ser una buena forma de ir. El tren te deja en pleno centro de la ciudad.
Sinceramente, yo no iría a Venecia en coche. A menos de que fuera una escala dentro de un viaje más largo por Italia en coche. Porque, además, el coche es perfectamente inútil en una ciudad que no tiene calles, sino canales.
Se puede determinar que la mayoría de los turistas se decantan por el transporte aéreo. Así que habría algunas cosas que aclarar.
El aeropuerto que está más cerca de Venecia es el Marco Polo, el otro, está a casi una hora en coche. Puede ser que lo que nos ahorremos por ir al otro, nos lo gastemos por la distancia.
Suponiendo que ya hemos aterrizado, en función de donde esté nuestro hotel, nos encontraremos con diversas formas de llegar a él. Si nos alojamos en Mestre o alrededores, es decir no en las islas de Venecia, yo aconsejaría un taxi normal acordando antes el precio. También hay autobuses, pero perderemos tiempo y no nos ahorraremos tanto.
Si nos alojamos en la propia Venecia, en función de donde esté en el hotel, merecerá la pena llegar al centro en taxi o autobús, y allí ir andando. Si los niños son pequeños y el equipaje grande, el taxi acuático puede ser una alternativa, cara, pero alternativa. Directo desde el Marco Polo a la puerta de tu hotel. Como te cobran por trayecto, independientemente del número de personas, si vamos dos familias, el precio se reduce “per capita”.
Ahora hay que alojarse
Este apartado es muy sencillo. En Venecia tenemos todo el abanico del mundo de posibilidades para alojarnos. Desde un hostal infecto al mayor lujo cinco estrellas.
Podemos escoger entre alojarnos en Mestre o cualquier localidad cercana a las islas de Venecia, o hacerlo en la propia Venecia. Teniendo en cuenta lo que cuestan los transportes y el tiempo que se invierte, nuestro consejo es quedarnos en cualquiera de las islas de Venecia. Si hacemos números con el tiempo que perderíamos en ir y venir, si nuestro presupuesto está muy ajustado, mejor reducir tiempo y quedarnos en Venecia.
Nosotros nos alojamos en un hotel con habitaciones grandes para poder compartir con los niños. Que permitía poder quedarnos en la misma habitación. Este es un punto muy importante, porque en muchos hoteles las habitaciones son diminutas y al ir con la familia, tendríamos que duplicar habitaciones, con el gasto que eso supondría.
Es aconsejable que el hotel tenga acceso directo o embarcadero en un canal. El nuestro lo tenía, por lo que si se necesita usar un taxi acuático porque los niños están muy cansados, pues te ahorras andar. Y ya que vas a pagar un pastón, al menos el niño no tiene que andar más. Afortunadamente nosotros no tuvimos que usar esto, pero sí vimos a unos japoneses con dos niñas chicas que iban dormidas en brazos de sus padres que sí lo hicieron.
Habrá que comer
Esto es de las cosas más fáciles y a la vez más difícil de hacer en Venecia. Porque hay una oferta inmensa, pero como nos descuidemos nos pueden clavar y/o comer de pena.
En primer lugar hay que fijarse si en los precios está incluido el servicio. El servicio es una cantidad que te cobran por comensal, y que no lleva aparejado ningún producto. Es decir, no es como en Portugal que lleva anexo unos aperitivos. Se cobra por comensal, y te lo pueden cobrar aunque sea un niño muy pequeño.
En segundo lugar, hay que fijarse en el IVA. Porque la mayoría de los restaurantes no lo incluyen. Aunque hay que verlo con detenimiento. Porque puede que anuncien que el menú “turístico” tiene el IVA incluido (o el servicio), pero si no lo pedimos, y comemos a la carta, puede ocurrir que los platos pedidos se les sume el IVA.
Entrando en el tipo de comida, la cosa es bastante sencilla de describir. La comida italiana es suficientemente conocida como para que nos encontremos con sorpresas. Quizás, lo que sería es un buen momento para probar cosas distintas a las habituales. Porque la cocina italiana es más que pizza y espagueti.
Como los precios en Venecia son los que son, un 35%-50% más caros que aquí, y tampoco es cosa de darle muchas vueltas al asunto, una opción interesante es la que nosotros hicimos. El hotel tenía el desayuno incluido, así que desayunábamos bastante fuerte, a media mañana un snack o una fruta de un puesto, para almorzar un trozo de pizza o comida rápida, y reservábamos las ganas de comer y el dinero para darnos una buena cena. Pero también se puede hacer al revés, almorzar fuerte y cenar fruta de los puestos callejeros. O si la crisis no nos ha llegado, almorzar y comer en los restaurantes buenos de Venecia.
Si vamos en verano, es absolutamente imprescindible llevar agua en la mochila o bolso. Hay que tener en cuenta que cuanto más nos acerquemos a la Plaza de San Marco, más cara será el agua. La misma botella puede variar de un euro a cinco, todo depende de dónde se compre. Si en San Marco nos entra la sed y no llevamos agua, la única opción que no es un robo son unos puestos al lado del embarcadero, y pagaremos 1,5 euros por medio litro. Nosotros somos cuatro de familia, y según mis cálculos, bebimos 2,5 litros por persona y día, porque hacía mucho calor.
Aunque es cara, aunque comparada con la cerveza normal allí tampoco lo es tanto, las cervezas locales y/o artesanales de Venecia están muy buenas y merece la pena probarlas. El botellín de medio litro estaba sobre los 3-4 euros.
Las góndolas
Las góndolas son el símbolo de la ciudad. Aunque uno jure que no se va a montar cuando se entera del precio, al final casi todo el mundo cae. Porque no hay quien se resista a hacerse la fotito con la gondolita y el gondolero.
Según donde se suba uno, hay un recorrido y un precio. Así sucede también con la hora de subida. Por la tarde-noche es más caro que de día. Al menos en verano. No merece la pena regatear, porque los precios están unificados, y van desde 80-110 euros por el día, a 110-130 euros por la tarde. El recorrido suele durar unos treinta-cuarenta y cinco minutos. También hay la posibilidad de hacer el paseo con un señor cantando y dos o tres tocando música. No sé los precios, porque ni se me ocurrió preguntar cuánto podía costar eso.
Si después de leer lo anterior nos han entrado sudores fríos pero no queremos renunciar a la foto en la góndola, hay dos opciones.
La primera es un poco cutre. Consiste en hacer un Traguetto. Eso es coger una góndola sólo para hacer el trayecto de cruzar un canal. Te cobran dos euros por persona, pero dura 5 minutos y no ves la ciudad. La foto la tienes, pero no es lo mismo.
La segunda opción requiere un poco de picardía y previsión. Consiste en juntarse con otra familia, ya que el precio es por recorrido. Si nos juntamos dos familias, pues nos cuesta la mitad a cada uno. Sigue siendo muy caro, pero al menos pagamos sólo la mitad.
Merece la pena que el gondolero hable nuestro idioma. Además de remar, nos da una visita guiada con explicaciones. Y ya que pagamos un buen dinero, no está de más que nos den más cosas. El nuestro nos respondió a todo tipo de preguntas acerca de la ciudad, y nos hizo muy ameno el paseo.
Mucho calor
En Venecia en verano, hace mucho calor. Y además es húmedo. A nosotros nos lo dijeron y nos lo repitieron, pero no hicimos mucho caso. Al fin y al cabo, somos del sur y Venecia está más al norte que Barcelona. Así que llevamos ropa de entretiempo. Craso error. En verano, ropita de verano y bermuditas. Cualquier otra cosa es hacer el lila. Si alguno de los lectores es de interior y piensa que los cuarenta grados de su ciudad es insuperable, se equivoca. El calor húmedo de Venecia, aún con varios grados menos, puede llegar a ser literalmente insoportable.
Con decoro
En la Catedral es necesario vestir con decoro. Eso se traduce en que las mujeres no pueden llevar los hombros al aire. Así que te venden unos chales de papel para cubrirse. A un nórdico que iba delante de mí también le hicieron cubrirse las piernas. Su bermuda era más corta que la mía, pero no estoy yo muy seguro de si la mía entraba en lo aceptable. Por si las moscas, aceleré el paso y entré sin necesidad de pagar nada por un paño para cubrirme las piernas.
Multa en la plaza
¿Hay algo más caro que comerse un sándwich con un chocolate sentado en una terrazita de la Plaza de San Marco escuchando a la orquesta? SÍ. Comprarte un bocadillo y una cerveza en una tienda y sentarte en las escalinatas de esa misma plaza. Eso lo aprendí viendo a una familia de yanquis correr como en los Sanfermines perseguidos por un tipo vestido de naranja. Si los llega a pillar, les casca 600 euros de multa. Así que mucho cuidadín con lo que se hace en la Plaza de San Marco, porque sencillamente sentarse, por lo visto, también tiene premio.
Inundaciones
En invierno, llueve mucho y además se inundan las calles porque sube el nivel de los canales. Esto es algo contra lo que no se puede hacer demasiado. Si te pilla un día de marea alta, pues a sobrellevarlo lo mejor posible. El mejor consejo es llevar unas botas de agua y tomárselo con filosofía. Al menos, los precios son más bajos, y hay mucha menos gente. No hay mal que por bien no venga. Quizás también sería interesante el que se pueda llegar directamente al hotel desde el aeropuerto, que no haga falta ir andando con las maletas.
Mosquitos
Como es de esperar, en Venecia en verano hay mosquitos. La verdad es que no es algo excesivo, pero hay. Los que vimos no eran de los que picaban, pero también debe de haberlos. Nosotros nos llevamos un antimosquitos de insecticida y otro de ultrasonidos, y no tuvimos el más mínimo problema en la habitación.
Cuando estuve en Venecia me encantó un winetour que encontré en este sitio http://www.venicewinetour.com
El recorrido nos dio la posibilidad de probar diferentes vinos y tapas de Italia, descubriendo muchas cosas sobre Venecia y su historia. Fué divino, lo consejo a todos!