Hay países eclipsados por una ciudad o zona. Parece que lo único que merece la pena es ver esa determinada parte, y el resto es solamente “terreno de paso” para ir a ver lo importante. En Dinamarca pasa esto con Copenhague, que eclipsa al resto, a ciudades como Odense, que sin ser la octava maravilla del mundo, se merece un día completo para visitarla.
Odense es la tercera ciudad de Dinamarca, y capital de Fionia, que es la isla que está entre la península de Jutlandia y la isla donde se encuentra Copenhague. Es decir, si vamos en coche desde o hacia Alemania, es paso obligado, con lo que verla no va a desviarnos de nuestra ruta.
Aunque lo más importante de la ciudad sean las cosas relacionadas con Hans Cristian Andersen, hay más lugares que visitar.
HANS CRISTIAN ANDERSEN
Se podría decir que Odense es una ciudad-parque temático dedicada al escritor danés de cuentos. Para los daneses, Hans Cristian Andersen es una mezcla de Cervantes, Shakespeare y Dickens. Es su figura cultural más respetada y admirada.
Odense fue su ciudad natal, aunque siendo todavía casi un niño se marchó a Copenhague, centro de toda la vida comercial y cultural de Dinamarca, tanto hoy, como hace ciento cincuenta años.
Es curioso como incluso aspectos que podrían ser considerados negativos en la personalidad de Andersen, lo transforman en algo simpático y curioso. Sufría de hipocondría, hasta tal punto que cuando viajaba, llevaba consigo una cuerda por si se declaraba un incendio y necesitaba descolgarse por la ventana.
MUSEOS Y ESPECTÁCULOS
En loor y gloria de su hijo predilecto, Odense ha creado un complejo de museos dedicados al escritor. No son sólo museos, son espectáculos, recordatorios, casa natal, taller de juegos, etc.
Sin lugar a dudas, los espectáculos inspirados en los cuentos de Andersen que se organizan en verano en los jardines de su museo, son de asistencia casi obligatoria. La música nos sonará de aquella vieja película de Dick van Dick en la que interpretaba al escritor.
Al lado del museo, nos encontramos con un centro infantil en el que los niños pueden disfrazarse y crear sus propios cuentos. Con un escenario propio, y con maquillajes de actores profesionales.
La casa natal del escritor hay que visitarla. Puede que si hemos sido lectores de Andersen nos parezca familiar. Es que Hans (después de todo el día ya tenemos confianza para llamarlo por su nombre de pila) describió y usó su casa para inspirarse en varios cuentos.
ODENSE, APARTE DE HCA
Aunque parezca mentira, Odense tiene más cosas que recuerdos y evocaciones a Hans Cristian Andersen. Y ya que hemos decidido visitarla, no deberíamos dejarlas de lado.
La Catedral Gótica de Odense nos gustó bastante. Su interior es bastante austero, pero ahí radica su encanto. El púlpito y el retablo tallado son partes destacadas de la visita.
El barquito y el paseo para ver el polado Fioniano, con su museo al aire libre y sus patitos y demás, es un punto que también deberemos visitar. Nosotros no fuimos con el barquito, pero los que sí lo hicieron nos dijeron que es divertido.
Si nos gustan los museos y centros culturales modernos, deberíamos visitar la Brandts Klaedefabrik y el TIdens Samling. Están muy cerca el uno del otro, y mientras que el primero recoge exposiciones temporales y permanentes de todo tipo de artistas, el segundo nos muestra cómo eran y son los interiores de las casas de los daneses.
Aparte de museos, monumentos y centros culturales, la ciudad de Odense es bonita y cómoda para pasear. Con buenos carriles-bici, un parque con río incluido y espacios para disfrutar cómodamente paseando. Evidentemente, la mejor época es el verano, porque en invierno las temperaturas no acompañan demasiado.
Por cierto, algo muy de agradecer en Odense es la menor presencia, casi ausencia, de reminiscencias vikingas. Visitamos Odense tras un buen número de días en Dinamarca, y aunque he sido toda mi vida fan de Vickie el Vikingo, terminé bastante harto de tanto vikingo, drak, llacimiento arqueológico vikingo, etc. Así que ver un lugar danés al que parece que los vikingos no le apasiona, descansa.
No cometamos el error de pasar a 120 Kms./hora y no detenernos, aunque sea un día, en este atractivo lugar.
Vida campesina
Hay un poblado típico para ver cómo era la vida de los campesinos daneses, es el poblado Fioniano, y está a pocos minutos en coche. Si hace buen día, y tenemos tiempo podemos visitarlo. No es para tirar cohetes, pero si vamos de camino al mundo urbano de Copenhague, despedirnos del mundo rural puede estar bien.
En segundo plano
Ser un gran compositor, el mejor de la historia de tu país, debe de ser difícil, pero haber nacido en la misma ciudad que el mayor icono cultural y que pases a un segundo plano, debe de ser frustrante. Es por ello que deberíamos de visitar el Carl Nielsen Museum. Aunque sólo sea para explicarles a tus hijos la importancia de la suerte. Es como si Falla hubiera nacido en Málaga, patria de Picasso.
Comer en el hotel
En Odense, como en toda Dinamarca, comer bien es muy caro. Así que para viajes familiares, si en el hotel la diferencia entre alojamiento y desayuno y media pensión no es muy alta, es una buena opción. Porque además, si preguntamos cuánto pagan los niños, es posible que la reducción sobre el precio con respecto a los adultos sea muy grande.