Pequeñito pero matón es como se podría definir a Malta, un archipiélago de tres islas en medio del mar Mediterráneo perfecto para una escapada de unos pocos días si lo que se busca es cultura, sol, mar y paz. Y es que este tradicional enclave estratégico militar es hoy en día un lugar tranquilo donde se notan todas y cada una de las culturas que han pasado por aquí, desde los agricultores de la Edad de Piedra hasta los ingleses de los que se independizó en los ’60.
Pero además de su extensa cultura en Malta hay que ver sus “azules”: la Blue Grotto y la Blue Lagoon.
La Blue Grotto o Gruta Azul está en el pequeño pueblo de Żurrieq al sur de la isla de Malta y es una impresionantes caverna marina que se puede divisar desde el acantilado que lo corona o en pequeñas embarcaciones que salen de esta localidad. Si se opta por estas embarcaciones también se podrá visitar el islote de Filfa que sólo está habitado por una especie de lagartos autóctonos.
El otro “azul” de Malta que el visitante no se puede perder es la “Blue Lagoon” o “Laguna Azul”. Se encuentra en la pequeña isla de Comino, al sureste de la isla de Malta y hasta ella se llega en pequeños barcos que van y vuelven de Malta a Comino llevando a los curiosos turistas a pasar el día en la isla más pequeña del archipiélago.
Durante la época estival esta espectacular laguna de aguas cristalinas está abarrotada por lo que es mejor viajar hasta aquí en primavera u otoño, aunque las bajas temperaturas del agua no animen al baño.
Por otra parte, el barco de vuelta a Malta suele hacer un recorrido un poco más amplio por la Blue Lagoon para que los visitantes puedan ver las grutas y formaciones rocosas que contiene.
Texto: Revista Viajar