El centro histórico de la ciudad de Guimarães acoge de una manera sublime la perfecta evolución de una ciudad medieval convertida en moderna. Y es que este barrio conserva la arquitectura típica portuguesa de los siglos entre el XV y XIX. Ejemplos claros son la Plaza de Oliveira con la Iglesia de Nuestra Señora de la Oliveira y el Antiguo Palacio del Consejo.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Oliveira destaca por el pequeño templo gótico llamado Padrão do Salado del siglo XIV con cuatro arcos ojivales. Se dice que en este lugar se plantó un olivo para alimentar la lámpara de aceite del altar pero que se secó. En 1342, el comerciante Pedro Esteves puso una cruz sobre el árbol que de inmediato revivió.
Por otra parte la iglesia de San Gualter, patrón de la ciudad, se ve desde casi todos los puntos de la ciudad gracias a sus dos torres del XIX. Esta iglesia que se empezó a construir en el siglo XVIII es de estilo barroco aunque su interior es rococó.
Pero sin dudad, el monumento por excelencia de Guimarães es el Palacio de los Duques de Braganza. Esta edificación, construida en el siglo XV, aunque fortificada y recuerda a los palacios franceses. Este Palacio fue abandonado y sufrió un gran deterioro con el paso de los años aunque se restauró en la década de los ’30 y hoy presume de ser uno de los monumentos imprescindibles de Portugal.
Texto: Viajar El Periódico