Los daneses tienen unos pocos meses al año para disfrutar de las actividades outdoor y del buen tiempo, así que los aprovechan. Una de las propuestas más familiares es la visita a los parques de atracciones.
En Dinamarca, los parques de atracciones están pensados para visitar en familia y que todos tengan su cuota de disfrute. Incluso nuestros amigos de cuatro patas, los perros, pueden entrar en la mayoría de parques. Y no sólo los perros guías, que por ley también pueden entrar en España, también los normales de compañía.
Como el Danés es un idioma injustamente olvidado por el sistema educativo español, en la reseña de la web ponemos la versión inglesa, porque el sueco es otro injusto marginado por las autoridades educativas. Y como los webmaster tienen la incomprensible manía de cambiar la url, siempre podemos coger la primera parte de la dirección que damos, y luego ver las banderitas y meternos en el idioma que prefiramos.
Un aspecto muy a tener en cuenta a la hora de planificar la visita a los parques, tiene que ver con lo que decimos al principio. En Escandinavia no hay muchos meses de buen tiempo, con lo que en cuanto hay un par de rayitos de sol, las familias se echan a la calle y abarrotan la oferta lúdica al aire libre. Si además es verano y coincidimos con el inicio de las vacaciones en Alemania, las aglomeraciones pueden ser espectaculares.
Un aspecto importante a la hora de disfrutar en los parques de atracciones daneses, es comprender, entender y asumir que los daneses son limpios y educados, pero bastante informales y algo bruscos de modales. Aunque parezca mentira, ya que siempre nos han dicho que los nórdicos son muy formales y organizados, las colas son algo caóticas, los turnos en las atracciones y los restaurantes no son todo lo respetados que cabía de esperar. Y si te pisan, lo más normal es que ni te miren para disculparse, con lo que tampoco hay que tomarse las cosas muy en serio.
LEGOLAND
En la guía Lonely Planet nos animan a llevar nuestra propia comida porque afirman que allí no es muy buena. Después de pasar diez días en Dinamarca, considero que no es para tanto. Se come igual de bien o mal que en el 95% por ciento de los parques del mundo, y la diferencia de precio entre lo que se come fuera o dentro del parque es menor que en otros países. Porque Dinamarca es carísima para comer, y no deja margen para subir aún más los precios por estar en un parque.
Las atracciones están bien, clásicas y ligeramente anticuadas si las comparamos con los sitios más punteros, pero tienen un encanto. Como dato sorprendente, también disponen de una interesante atracción de agua, mitad “balsas rápidas”, mitad “montaña rusa de una caída”. El resto de atracciones son muy parecidas a las que podemos encontrar en las ferias veraniegas de España.
Yo no dejaría de ver la exposición de construcciones realizadas con piezas de Lego, y también llevaría a los niños a jugar con los bloques que disponen para que jueguen y hagan sus propias estructuras con Lego.
LALANDIA
Es un interesante camping y resort de bungalós y chalecitos para pasar unos días cerca de Legoland y poder explorar la zona de Billund. Aunque hay un hotel Legoland en la misma puerta del parque, Lalandia me parece la mejor opción. Nosotros nos alojamos en un chalet con dos plantas y un jardín, y la verdad es que estuvimos estupendamente, cenando en la barbacoa del jardín y viendo cómo en verano, a las 11 de la noche aún es casi de día.
El complejo dispone de un supermercado, una zona de tiendas y de un parque acuático, al que no fuimos, pero que sí vimos. La verdad, hacerse 5.000 kilómetros para meternos en un parque acuático, habiendo tantos en España, no nos pareció interesante. Pero ahí está, adaptado para cuando hace frío, y puede ser una solución para un día en el que no tengamos ganas de movernos.
Para los nostálgicos de los videojuegos de los años ochenta, en el centro comercial del complejo hay un salón recreativo con juegos clásicos, como Phoenix.
TÍVOLI DE AARHUS
Aarhus es una tranquila y bonita ciudad que merece la pena visitar, ya que es la más importante de la península de Jutlandia. Después de ver la típica exposición acerca de los vikingos, y haber sufrido la común clavada a la hora de comer al visitar el cuidado centro de la ciudad, lo mejor es pasar darse una vuelta por el parque.
No voy a ser muy objetivo, ya que al ser yo un fanático de Barón Rojo, tanto del grupo de música como del aviador alemán, encontrar una atracción con ese nombre, ya me predispone a su favor. Ya en serio, es un parque pequeño, pero muy bien estructurado, con atracciones ajustadas a todas las edades y niveles de adrenalina, en el que además, se puede comer una hamburguesa o perrito a unos precios decentes, y encima, tiene una zona de picnic con mesas e incluso barbacoas para que los visitantes se preparen su propia comida.
TÍVOLI DE COPENHAGUE
Sin lugar a dudas, la principal atracción turística de Copenhague. Porque no se trata sólo de un parque de atracciones, es mucho más. Situado en pleno centro de Copenhague, los jardines del Tivoli es parte fundamental de la ciudad. Los sábados hay fuegos artificiales que iluminan el cielo de la ciudad. Hay atracciones para todos los gustos. Desde las más infantiles, a las más salvajes. Es decir, que sea cual sea la edad de nuestros hijos, encontraremos las atracciones apropiadas, con la explicable ausencia de atracciones de agua, debido a que la climatología no suele acompañar para ir mojado.
La comida es incluso más barata que en el resto de Copenhague. Podemos comer a unos precios aceptables. Hay un par de sitios de perritos y hamburguesas muy baratos, y podemos completar con una merienda con unos dulces sensacionales en una cafetería que hay al lado de una atracción que es un carrusel vikingo. Pero no debemos olvidar que estamos en unos de los países más caros para comer en la calle, con lo que si nos despistamos, podemos desequilibrar cualquier presupuesto. Aunque no nos gusten los parques de atracciones, Tivoli es mucho más que un sitio para montarse en cacharritos. Se podría decir que es el corazón de la ciudad.
Un viaje a Dinamarca en familia merece ser planificado con antelación y buena organización. Pensar en los peques es fundamental para que todos os lo paséis bien y, desde luego, visitar parques de atracciones seguro que les encanta. Estas propuestas no solo os harán pasar un rato agradable con mil y una aventuras por descubrir, sino que os enseñará mucho más sobre la ciudad en cuestión.