Esta es una de las mejores épocas del año para recorrer sus paisajes y visitar sus ciudades y pueblos. Los valles y las sierras se tiñen de colores ocres y resulta fácil sentir, en cualquier escapada al campo, la transformación de la naturaleza.
Extremadura se llena de propuestas lúdicas, culturales y gastronómicas para celebrar el otoño, reencontrarse con la naturaleza y saborear la cocina local y los productos de temporada. Entre otros eventos sobresalen el ‘Otoño Mágico’ del Valle del Ambroz (Fiesta de Interés Turístico Nacional); ‘La Otoñada’ del Valle del Jerte; ‘Échate a soñar’ en Sierra de Gata; el Mes de las Reservas de la Biosfera de Cáceres (Monfragüe y Tajo Internacional); y ‘Pinceladas de otoño’ en La Siberia, que se prolongan hasta principios de diciembre y programan actividades de naturaleza, patrimonio, cultura, gastronomía y turismo activo para todos los públicos y edades.
Paisajes de ensueño
Con sesenta espacios protegidos, Extremadura reúne todas las condiciones para disfrutar de sus paisajes, pasear por el campo, observar aves y estrellas o recoger setas. Destacan especialmente los espacios con sello UNESCO, como el Parque Nacional de Monfragüe, el Parque Natural del Tajo Internacional, La Siberia y el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. También el Gran Lago de Alqueva, el mayor lago artificial de Europa occidental, y el Parque Natural de Cornalvo, cerca de Mérida, son recomendables para desconectar y oxigenarse.
Riqueza cultural
La huella de la historia es visible en las principales ciudades extremeñas. Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Trujillo y Zafra presumen de un patrimonio con abundantes ejemplos de las civilizaciones que han pasado por España a lo largo de los siglos.
Desde las construcciones del Imperio Romano en Mérida al conjunto medieval de Cáceres, ciudades que son Patrimonio Mundial, hasta la herencia musulmana en Badajoz, el legado de las fortunas procedentes del Nuevo Mundo en Trujillo y los edificios religiosos, las casas señoriales y las plazas de Plasencia y Zafra. A ello se unen decenas de pueblos con bellos conjuntos monumentales, como Guadalupe (su monasterio es Patrimonio Mundial), Hervás, Robledillo de Gata, San Martín de Trevejo, Alcántara, Valencia de Alcántara, Alburquerque, Olivenza, Llerena, Azuaga, Jerez de los Caballeros y Fregenal de la Sierra, entre otros.
Delicias gastronómicas
El gusto por la buena cocina es una característica de Extremadura. Fiestas gastronómicas y rutas de tapas, entre ellas, la del casco histórico de Badajoz (noviembre); restaurantes que miman las recetas de toda la vida, como las migas o la caldereta de cordero; y chefs que elaboran platos innovadores con los productos de la tierra: jamón ibérico de bellota, quesos de oveja (Torta del Casar y La Serena) y cabra (Ibores), cerdo ibérico, ternera, cordero, aceite de oliva virgen extra, pimentón de La Vera, carnes de caza…
Y es que Extremadura ha fusionado, a fuego lento, las influencias romanas, cristianas, judías y musulmanas. El resultado es un destino auténtico, diferente, increíble.
Todo lo que imaginas, donde no te lo imaginas.