Os proponemos un viaje inspirado en las vivencias de figuras célebres de nuestra historia, y que lo más pequeños conocerán a través de la cultura, los juegos y la naturaleza. Rías Baixas es una provincia ideal para vuestra familia donde la diversión está asegurada.
Viajando en el tiempo
A lo largo de este viaje podréis sentir la historia en primera persona: vivir como un guerrero de la Edad Media, convertiros en todo un señor feudal, correr entre las camelias de los pazos o descubrir los pasadizos de los monasterios. En la provincia de Pontevedra vais a descubrir lugares vinculados con la historia de la región: castillos, torres y fortalezas que sirvieron como escenario a los sucesos de otras épocas.
En Catoira veréis las Torres del Oeste que ordenó construir Alfonso III para prevenir los ataques de los vikingos. En Cambados encontraréis la Torre de San Sarduñino, cuya posición estratégica servía para controlar la entrada de la Ría de Arousa. El arzobispo de Santiago mandó reconstruirla tras sufrir los ataques de los normandos.
Impresionante es el Castillo de Soutomaior, cuna del conocido guerrero Pedro Madruga. Aquí es imprescindible que os toméis un tiempo pasear por sus magníficos jardínes poblados de diversas especies botánicas entre las que destaca la camelia, la flor emblemática de las Rías Baixas. ¿Sabíais que es uno de los mejores lugares del mundo para el cultivo al aire libre de esta flor tan delicada?
Pero hay otro castillo que podéis visitar: el Castillo de Sobroso en Mondariz, construido en el siglo XIII y testigo de las luchas entre doña Urraca, reina de Castilla, y sus persistentes enemigos. Lo mismo ocurre con las Murallas de Salvaterra de Miño y el Castillo del Conde, desde donde se puede llegar a Portugal atravesando los pasadizos bajo el río Miño.
Si vais a la Ensenada de San Simón, estaréis en el lugar en el que tuvo lugar la Batalla de Rande y también donde llegó el famoso Nautilus de Julio Verne en su obra “20.000 Leguas de Viaje Submarino”. Desde allí podréis admirar uno de los más impresionantes paisajes de Galicia con el puente de Rande de fondo y la isla de San Simón en primer plano.
Museos para descubrir
Los museos de Rías Baixas se conciben como espacios para la preservación del pasado en los que aprender y descubrir la historia de la provincia. Una opción adecuada para aquellos más curiosos es la Casa Museo de Colón en Poio donde se expone la teoría gallega acerca del origen del famoso descubridor de América. En Baiona se encuentra el Museo de la Carabela Pinta con la réplica de esta embarcación a la que es posible subirse.
En Vigo destaca el Museo del Mar de Galicia, dedicado especialmente a la historia de la actividad de la pesca hasta nuestros días y donde también se habla del mar y sus distintos ecosistemas. Además, este mismo museo cuenta con un acuario. En la misma provincia de Vigo pero en la localidad de A Guarda también hay otro Museo del Mar.
Sobre el mismo tema se encuentra el Museo Massó de Bueu que desde el año 1932 se dedica a ofrecer información acerca de la conquista de los océanos. Allí se pueden ver desde cartografías impresas entre los siglos XV y XIX hasta maquetas de famosas embarcaciones históricas. Especialmente enfocados a los más pequeños de la casa se encuentran el Museo de la Marioneta de Lalín, el Museo de la Madera (MOMA) de A Estrada, el de los minerales de Galicia en el Minergal de O Porriño y el de la minería de Fontao en Vila de Cruces.
Una naturaleza mágica
Pero no hay que perder la oportunidad de salir al aire libre y disfrutar de la naturaleza en familia. Rías Baixas tiene multitud de rincones mágicos para descubrir donde el agua tiene un lugar protagonista indiscutible en su transcurrir por los bosques y montes gallegos. En las cascadas del Parque Natural del Río Barosa se produce un verdadero espectáculo natural que se contempla desde la Ruta de los Molinos. Algunos de ellos, además, han sido reformados como restaurantes pero manteniendo su esencia.
Otro lugar que visitar es la Cascada del Río Toxa, que por su caída vertical de más de 30 metros, la convierten en la más alta de Galicia. Esta cascada procede del río Toxa, el cual nace en la Serra do Candán al norte de la provincia. Además, hay un sendero desde el Monasterio de Carboeiro en Silleda, que lo convertirá en un paseo ideal.
Y para seguir disfrutando este fenómeno de la naturaleza, hay que visitar las Cascadas de Segade en Caldas de Reis formadas por el río Umia. Se pueden observar las ruinas de molinos antiguos en los alrededores, y en lo alto, una antigua fábrica hidroeléctrica que otorga un aspecto bucólico al paisaje.
Por último, en la Ría de Vigo se encuentra la Cascada da Moura, concretamente en Domaio, Moaña. Del río Muiños se forma un pequeño torrente que merece la pena contemplar. Entre otras de las atracciones de esta cascada, además de las vistas a la ría, están los antiguos molinos restaurados y también las pozas para bañarse.
En el Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas, en la isla de Cortegada, se puede visitar el bosque de laureles más grande del mundo. La isla se encuentra al fondo de la ría de Arousa y es conocida por la riqueza de sus fondos marinos y la calidad de los mariscos que se recogen allí. Entre su abundante vegetación, además, se encuentra una casona del siglo XIX, cuadras, pozos y un antiguo hospital del siglo XVIII.
Para pequeños arqueólogos
El Centro de Interpretación de Campo Lameiro se encuentra en el parque arqueológico del mismo nombre y ofrece una gran información sobre este yacimiento, uno de los más extensos de Europa. En este centro se encuentran las respuestas que puedan surgir sobre el arte rupestre local al visitar el yacimiento, siempre de forma didáctica, visual y sencilla. Se acompaña de piezas reales, paneles informativos y pantallas audiovisuales.
Más al sur se encuentra el Centro de Interpretación de O Castro de Vigo, un castro que se eleva en pleno corazón de la ciudad y que al parecer, fue abandonado de forma pacífica por sus pobladores. El yacimiento tiene una extensión de 1.800 metros cuadrados en los que se han rehabilitado tres construcciones castreñas de hace 2.000 años.
El Centro de Interpretación de la Villa Romana de Toralla también se conoce como Centro de Interpretación del Mundo Romano (CIMR) o Finca Mirambell, el nombre de la familia que descubrió el yacimiento en los años 20 del siglo XX. Se rehabilitó en 2014 y está situado en la playa de O Vao, Vigo, junto a las salinas de Toralla. Es el único castro visitable de Galicia que ha sido excavado en su totalidad. En verano suelen hacerse teatralizaciones.
El Centro de Interpretación de A Caeria se encuentra en el área arqueológica del municipio de Poio, en la Ría de Pontevedra, junto al Casal de Ferreirós. Desde el año 2009 ofrece una muestra de petroglifos de la Edad de Bronce que se acompañan de sus respectivos paneles informativos acerca de su historia y su descubrimiento y diversas explicaciones sobre el arte rupestre. Una vez que se ha visitado el centro, se puede seguir la visita por el mismo paseo del parque arqueológico.
En la península de O Salnés se encuentran importantes restos romanos a poca distancia unos de los otros. Uno de ellos es el yacimiento de A Lanzada, en Sanxenxo, y el otro es el de Adro Vello, en San Vicente de O Grove. El primero, restaurado en 2010, contiene una factoría de productos marinos, varias cabañas castreñas y restos de un poblado galaico-romano.
En Adro Vello, además, hay restos de edificaciones de distintas épocas, superpuestos, entre los que se encuentran no solo romanos sino también medievales y siguiendo hasta el siglo XVIII. Sobre una factoría de salazón de hace 2.000 años se construyó una villa romana. Tras ésta se levantó la iglesia visigótica que fue trasladada por los continuos ataques piratas. En la Edad Media se construyó una torre defensiva de la que se conserva la base de planta cuadrada y que continuó usándose como cementerio hasta el siglo XVIII.
Para finalizar el recorrido, en el municipio de Valga se encuentra el yacimiento de A Igrexa Vella. Sus restos abarcan desde la época romana hasta la Edad Moderna y son tanto funerarios como industriales. Estos restos dan paso a los de una iglesia basilical, a la que siguió un segundo templo más grande.
Siguiendo la pista de los antiguos gallegos
En el municipio de Marín, cerca de la playa de Mogor, se encuentra uno de los petroglifos más reconocidos de Galicia, el laberinto de Mogor, que ha llegado a nuestros días en un excelente estado de conservación y rodeado de otros grabados rupestres. A la gran roca, A Pedra dos Mouros, se accede por una pasarela acondicionada para observar este arte sin dañarlo.
En Moana, entre los montes de Domaio y Gagán, se encuentra una zona conocida como “chan” por el llano que hay entre estas dos elevaciones. Allí se encuentra un monumento funerario llamado Chan de Arquiña y que fue colocado hace 5.000 años. actualmente se encuentra semienterrado pero sus restos se pueden observar. Esta tumba primitiva está compuesta por dieciséis piedras y contenía vasos de cerámicas, hachas y cuchillos.
En la aldea de Donón se encuentra el monte de O Facho, un lugar que ha servido de destino y parada de muchas civilizaciones a lo largo de su historia gracias a su posición geográfica. Además, y dadas las vistas desde allí que convierten a este sitio en uno de los mejores miradores de las Rías Baixas, se situó un templo religioso que se convirtió en uno de los primeros lugares de peregrinación de la costa atlántica.
En la ladera oriental de este monte se encuentran 174 piedras que hacían las veces de altares. Los grabados que hay en ellas hacen referencia a las ofrendas al dios Berobreo y muestran el nombre de dicha divinidad junto a, en ocasiones, el nombre de la persona que hacía la dedicación.