Villuercas, Ibores, Jara
Una experiencia para vivir en Extremadura
En nuestra inagotable búsqueda de rincones sorprendentes en nuestro país, descubrimos un tesoro digno de figurar entre los más preciados. En la provincia de Cáceres, la comarca de Villuercas, Ibores, Jara, con Guadalupe reinando, despliega todo su encanto natural. Historia, geología, botánica, gastronomía… Lecciones aprendidas sin pisar un aula, una experiencia en vivo.
Geositios es la denominación que se otorga a los lugares más destacados, y que merecen un estudio detallado. Muchos de ellos se encuentran en el Geoparque Villuercas, Ibores, Jara, un verdadero paraíso natural donde podremos contemplar grandes bosques con especies arbóreas, como robles, alcornoques, castaños y pinos, hermosos valles y amplias zonas de montes bajos, así como ríos, cuevas, minas, flora y fauna.
Patrimonio natural
Lo primero que deben aprender nuestros pequeños es qué significa eso de Geoparque. Podremos contarles que se trata de un territorio reconocido por la UNESCO, gracias al valor de su patrimonio geológico. Les enseñarán este y otros conceptos porque, precisamente, la concesión de este reconocimiento obliga a desarrollar una labor de educación, así como de conservación y desarrollo sostenible. Contemplación y aprendizaje van aquí de la mano.
El territorio de 2544 kilómetros cuadrados abarca todos los municipios de la mancomunidad Villuercas-Ibores-Jara, y da cumplido testimonio de las razones para tanto reconocimiento. En su labor de formación, los guías nos contarán que este es uno de los suelos más antiguos de la Península Ibérica. Aprenderemos qué es el relieve apalachense y su importancia: cuando Pangea, el único continente que existía en el paleozoico, se separó para formar los actuales, se crearon formaciones montañosas, que pueden apreciarse tanto en esta comarca como en lugares tan remotos como Canadá, la costa este de Estados Unidos o Irlanda.
Rutas en familia
La mejor forma de conocer esta y otras singularidades es adentrarnos en el Geoparque a través de algunas de las rutas planificadas. El Risco de la Villuerca inicia en Guadalupe y nos permitirá visitar la ermita del Humilladero, Minas del Arca del Agua, Pozo de la Nieve, Nacimiento del Río Almonte y Risco de la Villuerca; el pico más alto del Geoparque (1.601 m) y el mejor punto para observar las maravillas geológicas.
Podemos también afrontar la ruta de El Ibor, que comienza en la Raña de las Mesillas para dirigirse hacia Castañar de Ibor, pasando por las Pedreras de la Molinera. Justo antes de la entrada a esa localidad, encontramos el desvío hacia la Cueva del Castañar y su Centro de Interpretación. Al otro extremo del pueblo, comienza la ruta de la Chorrera de Calabazas, a la que se accede por los castaños del mismo nombre.
Riqueza en flora y fauna
Cualquiera que sea la ruta elegida, siempre apreciaremos la diversidad del paisaje así como la riqueza de su flora y fauna, con características tanto mediterráneas como atlánticas. Conviene, eso sí, que nuestros hijos vayan protegidos para mitigar los efectos del sol. Protector solar, gorra y agua será suficiente. Aunque esta es una zona verde, más de lo que podríamos esperar por las latitudes donde nos encontramos, y esta circunstancia modera las temperaturas, podemos esperar que en verano el calor se deje notar.
Una vez pertrechados, podemos disfrutar de con nuestros hijos de lo que el Geoparque tiene que ofrecernos. Aquí habitan mamíferos ibéricos como ciervos, corzos, muflones, jabalíes, garduñas, jinetas, zorros, tejones o meloncillos. Y no solo esto. También, plantas exclusivas de la comarcas y otras que sorprenden por su presencia en estas latitudes. Algunas de estas plantas son capaces de cazar moscas. Seguro que nuestros hijos se quedan de piedra cuando se lo contemos.
Igual de impresionante es divisar cualquiera de las aves que sobrevuelan el Geoparque. Las montañas escarpadas y el manto vegetal son idóneos para convertirse en hábitat natural de 5 especies de águilas, y es también zona de cría para el buitre leonado, el buitre negro y el alimoche. En las zonas más altas, habita el acentor alpino, el roquero rojo, el roquero solitario, el escribano montesino, el treparriscos y la chova piquirroja. Este es también lugar para el búho real, el cuervo y la cigüeña negra.
Granja y un alojamiento
No siempre es fácil que logremos divisar alguna de estas especies animales en el transcurso de nuestras rutas, sobre todo los mamíferos. Sería una verdadera pena que nuestros hijos se marcharan sin haber tenido contacto con los animales, pero todo tiene solución. Os proponemos completar la experiencia recurriendo a los alojamientos rurales de la zona, como la Casa Rural Baños, que nos permite vivir un turismo basado en la naturaleza y el desarrollo sostenible. Su granja nos dará a conocer especies singulares de Villuercas, como el Loro o el Acebo. Lo mejor es que podremos degustar los productos derivados del cerdo ibérico en buena compañía, en un lugar como éste y sin prisa. Es una vivencia que merece la pena, y nuestros pequeños aprenderán mucho más de lo que creemos.
Mina La Costanaza
En nuestro apasionante recorrido por los Geositios, no debemos perdernos uno tan singular como apasionante. Hablamos de la Mina la Costanaza, de donde se extraía fosforita y se explotó de forma intermitente desde finales del XIX hasta 1944, momento en el que contaba con 210 metros de profundidad y 14 plantas.
La mina, que se encuentra en Logrosán, alberga la galería y las instalaciones principales: almacenes, laboratorio, museo y cafetería. Aunque el conjunto de galerías paralelas es abrumador, se visitan solamente las dos superiores, suficiente para hacerse una idea de lo que suponía trabajar en esta mina. A nuestros hijos les encantará entrar en ella subidos en un vagón preparado para amenizar la visita. Solo recorre unos pocos metros, pero es más que suficiente para ambientar la entrada.
Una vez dentro, podremos escuchar los sonidos propios de la actividad minera, como el pico entrando en contacto con el mineral o las explosiones de dinamita, que abrían nuevas vías en la mina. Estas ambientaciones para el visitante nos permiten disfrutar más de los detalles que merecen más atención: el filón mineralizado de fosforita, zonas de brecha, y espejos de falla, geodas, manantiales, estalactitas, arcos de sostenimiento y un pozo maestro de manpostería. En el exterior, las instalaciones todavía conservan la estructura primitiva, como la fábrica de finos, la fábrica de superfosfatos, el cocedero de piritas y el laboratorio de la mina, donde se encuentra el centro de interpretación.
Recorrido por Guadalupe
Guadalupe es, sin ninguna duda, uno de los lugares de visita ineludible en nuestro recorrido por la comarca. La Puebla nos ofrece un conjunto Histórico-Artístico del siglo XIV-XVI, con callejuelas encantadoras y casas con soportales. En el centro, el impresionante Monasterio, cuya fachada se erige de forma imponente e inesperada por sus enormes dimensiones. Merece una mención más detallada que abordaremos más adelante.
La arquitectura popular de Guadalupe refleja que muchas de las casas de la Puebla eran propiedad del Monasterio, y se utilizaban como tiendas, mesones, bodegas, boticas y demás usos para prestar servicios a los peregrinos. Los soportales que podemos apreciar tienen su explicación, entonces, en servir de refugio para estos visitantes ante las inclemencias meteorogógicas.
Nuestra visita nos llevará a conocer el Colegio de Infantes, donde los Jerónimos desarrollaron una actividad cultural importante, y donde se impartían enseñanzas de teología, humanidades, gramática, canto y otras materias. Es un precioso ejemplar del arte mudéjar por el claustro, techos y portadas y fue convertido en el Parador Nacional de Zurbarán en 1966.
El Conjunto de Hospitales merecen también una mirada detallada. En algunos de ellos, lo monjes lograron incluso la dispensa pontificia para practicar la medicina y la cirugía, que les estaba prohibida, señal de que los avances estaban muy por encima de la media en esos tiempo. Destacan 4 de ellos del siglo XV: el de San Juan Bautista o de Hombres, el de las Mujeres, la Enfermería del Monasterio y el de la Pasión.
En nuestro paseo por Guadalupe, pasaremos bajo distintos arcos y puertas que nos llamarán la atención. Pertenecen a los cuatro recintos de muralla, algunos de carácter defensivo, otros para mero control administrativo e incluso alguno para preservar el debido aislamiento del Monasterio.
El Monasterio
Precisamente, el Monasterio es la gran joya de Guadalupe. Su denominación oficial es Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, y fue de jerónimos en los siglos XIV y XV. Los orígenes del monasterio tienen que ver con las tradiciones que pretendían aumentar la devoción a la virgen de Guadalupe. Si tenemos suerte, podremos contemplarla e incluso besarla si hemos advertido previamente de nuestras intenciones. Un monje nos acompañará para tal efecto,
Hay que advertir que la visita solo puede realizarse con guía y en grupos. Iremos recorriendo las estancias de mayor interés mientras nos explican los elementos más relevantes. El estilo tiene un marcado acento mudéjar, construido con elementos góticos, renacentistas y barrocos.
Quizás no esperemos la relevancia de algunas de las obras que alberga, pero lo cierto es que encontraremos pinturas y esculturas de Juan de Flandes, Zurbarán, Goya, Juan Correa de Vivar, Nicolás Francés, Egas Cueman, Pedro de Mena y El Greco entre otros, así como tesoro con frontales bordados y museo de grandes libros de coro miniados, que es de los mejores del mundo.
El camarín de la virgen, de estilo barroco, alberga pinturas de Luca Giordano. Pero lo que realmente nos sorprenderá es el conjunto de pinturas de Zurbarán, que es el único de toda su carrera que todavía se encuentra en su emplazamiento original, la sacristía y una sala anexa.
Geocaching
Este juego muy divertido y con gran popularidad nos propone descubrir tesoros escondidos a lo ancho del parque. Con la ayuda de una aplicación de móvil, que se puedes descargar desde www.geocaching.com, nos orientaremos mediante GPS para descubrir los pequeños regalos. Es una buena diversión familiar, porque nos estimula para recorrer los parajes y pasamos un buen rato con un objetivo común.
Juego de la pista
Los guías de Guadalupe nos proponen un juego muy divertido para que nuestros hijos aprendan y nosotros, los mayores, podamos saber un poco más de los lugares más interesantes. Por medio de unas pistas, los pequeños tratan de localizar los lugares más representativos. Una vez localizados, los guías nos explicarán los detalles del lugar descubierto.
Sorpresa cantarina
Las aves son una de las principales habitantes de la comarca de Villuercas, Ibores, Jara. Por medio de esta divertida demostración, nuestros hijos sabrán cómo suenan sus cantos. Para ello, guías expertos imitarán sus sonidos con reclamos creados específicamente para esta demostración.
Paseo en burro
Si nos decidimos a parar en la Casa Rural Baños, tendremos la oportunidad de hacer un muy divertido recorrido en burro, recorreremos un encantador sendero en pleno Geoparque, una experiencia que nos servirá para conocer un poco más de esos animales, y también para aumentar nuestra experiencia en contacto con la naturaleza.
Bonito reportaje sobre la zona. En verano hace verdadero calor, mejor disfrutarlo en cualquier otra época del año, como durante la berrea en el solitario valle guadarranque a finales de septiembre o ahora inmersos en el otoño y la recogida de castañas…
Un saludo.