Cinco kilómetros de arena dorada, aguas ricas en yodo y muchas actividades acuáticas para practicar a lo largo del litoral, como kayak, surf, paddle surf, catamarán. Estos son los ingredientes para ilusionarnos este verano en Calafell.
Fotos: Joan Capdevila
Arena fina y dorada
Existe un lugar acogedor en donde es posible hacer realidad vuestra ilusiones. A un paso de Barcelona, en el corazón de la Costa Daurada, podréis sumergiros a lo largo de 5 kilómetros de playas de arena fina y dorada, para que disfrutéis plenamente en familia.
La calidad está asegurada. No en vano, las tres playas y el paseo marítimo de Calafell fueron de las primeras de Cataluña en recibir la certificación ISO 14.001 y la bandera azul está presente en estas playas desde 1992. Por eso son ideales para el turismo familiar. Ya hace tiempo, Calafell era conocida como “la playa del biberón”, por la calidad de la arena y del agua, por la tranquilidad del mar y por la suavidad de las pendientes cuando se entra en el mar.
Calafell obtuvo el año 2006 la marca de Destinación de Turismo Familiar, actualmente sello de Playa en Familia, creada por la Agencia Catalana de Turismo, y que se otorga a destinaciones con una especial sensibilidad para el turismo familiar. Esta marca es un reconocimiento a Calafell como municipio turístico que ofrece recursos y servicios de calidad especializados en las familias. Esto lo convierte en un destino imprescindible para los que viajamos con nuestros hijos.
Siempre activos
Calafell también puede conocerse a través de las múltiples actividades deportivas que permite. Salidas de nordic walking para niños, campo de golf, minigolf, clases de gimnasia en la playa, fútbol, baloncesto, patinaje, vela, surf o alquiler de catamaranes son algunas de las propuestas que podremos encontrar.
Y para los amantes de la naturaleza y el deporte, la Concejalía de Turismo de Calafell ha creado una guía de BTT y senderismo en tres idiomas, catalán, castellano e inglés, donde se proponen diferentes salidas para ofrecer a todo amante de la bicicleta y de la naturaleza un amplio conocimiento de lugares de la comarca, parajes que tenemos muy cerca, como rieras, bosques frondosos, espacios rurales, etc.
Tradición en la mesa
No se puede decir que se conoce Calafell hasta que no se ha gozado de su rica y variada gastronomía, sobre todo los productos del mar. Entre sus especialidades, hay que destacar ”l’Arrossejat”, que es el plato por excelencia de Calafell. Una auténtica comida de raíz pescadora y casera, que hoy en día se puede degustar también como un auténtico refinamiento gastronómico. No obstante, la gran variedad de restaurantes que existen en el municipio, algunos de ellos de renombre internacional, ofrecen también un suculento y variado repertorio de platos.
También podremos degustar el Xató en cualquiera de los restaurantes que forman parte del panorama gastronómico del municipio. Se trata de una ensalada a base de escarola característica de la región del Penedès. Este plato nunca se había dejado de consumir en el ámbito doméstico y figuraba en las cartas de algunos establecimientos. La entrada de Calafell en la Ruta del “Xató”, el año 2001, ha dado un renovado empuje a esta receta tradicional.
Viajar en el tiempo
Calafell nos permite viajar 2.500 años en el tiempo, de la mano de un rico legado histórico. Nos sorprenderá poder realizar un emocionante viaje a la época de los íberos de la mano de la Ciudadela Ibérica, donde se combinan armoniosamente la investigación arqueológica y los aspectos lúdicos, pedagógicos y turísticos.
Será un privilegio poder contemplar los restos de dos cisternas de la antigua villa romana del Vilarenc, o ser capaces de trasladarnos a la vida de épocas pasadas entre las murallas del majestuoso y elegante Castillo Medieval de la Santa Creu, dotado de una de las más singulares panorámicas de Calafell. Obligada, además, es la visita a la iglesia de Sant Miquel, situada en el moderno barrio de Segur de Calafell.
Podremos recrear una vida que ya no volverá, gracias a la visita a una de las ya casi inexistentes casas de pescadores: el Museo Casa Barral, donde el entrañable escritor Carlos Barral pasó largas y agradables temporadas, bajo la atenta mirada de la playa calafellense. No menos interesantes don las Casas de Indianos, como “Cal Bolavà” o Cal Perico, así como el Monumento al Pescador, el Centro de Interpretación del Calafell Pescador, alrededor de la cual giraba la vida de los habitantes de la playa, o el Bote Salvavidas, símbolo de identidad para muchos calafellenses, con una singularidad inimitable: dar vueltas sobre sí mismo y volver siempre a su posición original.