A veces necesitamos darnos un capricho, encontrar un sitio especial en el que pasar las vacaciones familiares de una forma inolvidable. Pues bien, para todos los que buscáis el rincón perfecto en el que perderos con los vuestros y disfrutar de pequeñas exquisiteces, os presentamos Sant Antoni de Portmany, una encantadora localidad situada en la isla de Ibiza.
La localización de Sant Antoni de Portmany ya resulta ser todo un privilegio pues como en el resto de la región balear, las temperaturas son suaves por lo que no pasaremos excesivo calor en los meses de verano pero tampoco hace demasiado frío en los meses invernales. Además, en Sant Antoni podremos disfrutar tanto del monte, ya que por el municipio pasa el sistema montañoso de Es Amunts, como de la playa gracias a sus limpias costas.
Los colores del mar
Una de las cosas que más sorprende de las playas de Sant Antoni son los colores del agua del mar y las especiales tonalidades con las que se tiñe el cielo en sus espectaculares atardeceres. Las calas vírgenes, además, se perfuman con el aroma de los pinares que hay cerca de ellas tal y como ocurre en Cala Salada, una de las playas más hermosas de Sant Antoni. En la costa norte hay lugares tan asombrosos como Punta Galera, los islotes de Ses Margalides o Cala Aubarca.
En la costa de esta localidad también encontramos playas que son verdaderos arenales perfectos para ir con niños ya que el terreno es suave y permite que los más pequeños caminen, corran y jueguen sin hacerse daño. Además, en estas playas, bahías y calas se ofertan varias actividades náuticas como el kayak, la vela, el piragüismo y el paddle surf.
Las modernas instalaciones del Club Náutico, ubicado en el puerto de abrigo natural de la bahía, son de las mejores del Mediterráneo y ofrecen numerosos servicios en un enclave único cuyo nombre, Portus Magnus, permite intuir la naturaleza y la historia de esta ensenada.
Un lugar para perderse
Si lo que queremos es perdernos en el interior y saborear el lugar poco a poco, la zona interior de Santa Agnès ofrece tranquilidad y belleza con sus hoteles rurales llenos de encanto; mientras que Sant Mateu concentra algunas de las mejores bodegas de vino de Ibiza y en Sant Rafel se pueden adquirir entrañables piezas de artesanía tradicional.
Además, encontraremos varias rutas de senderismo para realizar a pie y que son de lo más variado: algunas siguen o terminan junto a la costa, otras cruzan valles con cultivos y bosques de pinos, otras ofrecen increíbles panorámicas del paisaje y en la mayoría de ellas se ven diversos elementos etnográficos de la vida tradicional isleña, como casetas varadero, hornos de cal, pozos…
Comer lo que queramos y como queramos
En Sant Antoni encontraremos restaurantes para todos los gustos y presupuestos así que solamente tenemos que decidir cómo va a ser el momento de comer. Podemos tener vistas al puerto deportivo o quizá preferimos ver el campo. Algunos locales tienen vistas a espectaculares barrancos y otros se encuentran al nivel del mar.
Y respecto a las comidas que podemos degustar, podemos elegir entre comida tradicional y platos más vanguardistas dependiendo de si preferimos probar los sabores de la isla o innovar con productos traídos de otras partes del mundo. Eso sí, deberíamos probar en algún momento los deliciosos arroces de la zona, algún guiso de pescado y la magnífica carne a la brasa.
Finalizamos nuestra visita brindando con el mejor vino. Los vinos de la zona cuentan con la indicación geográfica Vinos de la Tierra de Ibiza, y en su mayoría son producidos en el valle de Sant Mateu, en el municipio de Sant Antoni. Dentro de este territorio se encuentran las viñas y bodegas de Can Rich, Can Maymó y Sa Cova.