La ciudad de Lugo tiene más de dos mil años de historia y por eso no es de extrañar que figure tres veces en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO gracias a su muralla, el Camino Primitivo y la Catedral. Pero esta localidad de 100.000 habitantes tiene mucho más que ofrecernos…
Pero Lugo es mucho más que su importante patrimonio histórico y cultural. Merece la pena dedicar unos días a recorrer sus calles para empaparnos de su historia, a conocer su entorno natural y a degustar su sabrosa gastronomía. Lugo nos espera con los brazos abiertos y seguro que nos va a sorprender.
De paseo por la historia lucense
Una de las cosas que sí o sí hay que hacer cuando lleguemos a Lugo es pasear por el adarve de su muralla romana, un monumento sin igual en todo el mundo ya que es la única fortificación de la época que conserva íntegro su perímetro. Recorriendo sus dos kilómetros disfrutaremos de una vista del casco histórico desde lo alto.
La muralla es más gruesa de las que suelen verse no solamente en España sino en Europa y conserva las bases de las ochenta torres que en su día servían para defender la ciudad. El adarve o paseo de ronda también nos va a sorprender: podrían circular por su superficie dos coches con espacio de sobra entre ellos.
Por supuesto, la siguiente parada es la Catedral, un templo románico y gótico pero en el que también encontraremos elementos renacentistas y barrocos. Deberemos prestar atención a la capilla de la Virgen de los Ojos Grandes y al altar mayor con las bóvedas decoradas con impresionantes pinturas.
No debemos perdernos dos de las joyas del gótico mendicante gallego: la iglesia de Santo Domingo, del antiguo convento dominico, y la iglesia de San Pedro, perteneciente al convento franciscano. Además, podemos ver también la Praza Maior, rodeada de notables edificios de varias épocas y que tiene en su cabecera la Casa Consistorial, considerada una de las más bellas obras del barroco civil gallego.
Pero Lugo es mucho más que sus monumentos. Su centro histórico tiene calles y plazas que merecen ser recorridas a paso lento para deleitarnos con su sabor histórico y también con los manjares que podemos degustar en las tabernas, bares y restaurantes que encontraremos en nuestro camino.
Los lugares por los que debemos pasar son la Praza do Campo y la Rúa do Miño que articulan el barrio medieval o Burgo Viejo, la larga y antigua Rúa Nueva, la calle de San Pedro y el Campo Castelo que coinciden con el llamado Burgo Nuevo, también de origen medieval…
Nuestro itinerario seguirá por la Praza de Santa María junto a la Catedral, con el palacio episcopal barroco y una piscina romana musealizada al aire libre, y no debemos dejar de lado las partes más modernas que se desarrollaron en el siglo XIX: las calles Raíña y Progreso, la plaza de Santo Domingo, la calle San Marcos que ahora es más bien una plaza…
Si bajamos por la calzada romana de la Vía XIX del Itinerario de Antonino podemos visitar los restos de las grandes termas romanas de Lugo, localizadas en el actual Hotel Balneario, y el Puente Viejo, también de origen romano y magníficamente restaurado hace un par de años, sobre el río Miño que discurre entre robledales y bosques de ribera.
Cruzando el Puente Viejo llegaremos hasta el Barrio da Ponte, formado alrededor del antiguo lazareto fundado ya en la Edad Media y que conserva un gran edificio barroco que añade carácter monumental a su belleza fluvial. Por aquí pasaba y sigue pasando el Camino Primitivo de peregrinación a Santiago de Compostela, anterior al Camino Francés. El Barrio da Ponte, extraurbano pero fuertemente vinculado a la ciudad, bien merece un paseo.
Museos para seguir aprendiendo
En Lugo encontramos varios museos que visitar en familia en los que seguiremos descubriendo la historia local de forma amena y divertida. Por una parte, tenemos el Museo Provincial, que incluye el claustro románico y el refectorio y la cocina barrocas del viejo convento de los franciscanos en el que se aloja. En él, podremos admirar entre otras cosas una soberbia colección de orfebrería prerromana.
La Domus del Mitreo tiene su singular templo de Mitra espectacularmente musealizado. Gracias a este yacimiento aprenderemos cómo vivían los romanos de Lugo hasta el siglo III d.C. La Casa de los Mosaicos o Domus Oceani contiene lo que queda de una rica mansión romana que contaba hasta con un curioso sistema de calefacción y donde contaremos con una didáctica instalación audiovisual para que nuestros hijos aprendan prácticamente sin darse cuenta.
El Centro Arqueológico de San Roque contiene los restos de una necrópolis romana que estuvo en uso hasta el siglo V. La Sala Porta Miñá presenta numerosos testimonios arqueológicos del Lugo romano que nos ayudarán a comprender cómo era la vida cotidiana de esa época. Y por último, encontraremos el MIHL, el Museo Interactivo de la Historia de Lugo alojado en un impresionante edificio vanguardista enterrado en el Parque da Milagrosa. Se trata de un complejo sostenible en el que podremos disfrutar tanto de su jardín arbolado como de las exposiciones de su interior.
Una naturaleza especial
Ahora toca descubrir lo que nos reserva el entorno natural de Lugo caracterizado no solo por el río Miño sino por otros ríos que también merece la pena que les echemos un vistazo. Además del río Mera, conocido como el río de los molinos al lado del cual hay una ruta señalada de senderismo, está el río Rato o Fervedoira, con un verdadero parque de varios kilómetros a sus orillas, entre antiguas robledas. Un magnífico paseo para una mañana de tranquilidad a través del cinturón verde de diez kilómetros que rodea la ciudad.
Además, el ayuntamiento tiene habilitadas cuatro rutas que permiten recorrer el Lugo más rural por sus tradicionales «congostras» y senderos. Y resulta imprescindible hacer una visita al Parque de Rosalía de Castro que ofrece, en pleno centro de la ciudad, 23 hectáreas de zona verde y un mirador único que permite contemplar unos atardeceres espectaculares para acabar el día con una sonrisa.
Fiestas de Interés Turístico Nacional
Otra forma de conocer la ciudad de Lugo es a través de algunas de sus fiestas más emblemáticas que además cuentan con el nombramiento de Fiestas de Interés Turístico Nacional. Una de ellas es Arde Lucus, que en 2018 tendrá lugar los días 15, 16 y 17 de junio y que nos hará viajar en el tiempo hasta una época ancestral en la que nos veremos cara a cara con los antiguos habitantes de Lugo.
Lugo se convertirá esos días en Lucus Augusti, una de las capitales de la Galicia romana. Tanto romanos como castreños tomarán las calles durante esos días para que podamos sentirnos en otra época y nos empapemos del espíritu de estas fiestas. Además, podemos visitar los distintos campamentos de las asociaciones que se encargan de dar vida a Arde Lucus cada año.
Y la segunda de estas fiestas es el San Froilán que tiene lugar durante la primera quincena de octubre. La celebración de estas fiestas se concentran en el casco histórico de la ciudad. El plato mítico de estas fiestas es el pulpo por lo que es una ocasión perfecta para disfrutarlo tanto en los restaurantes de la ciudad como en las distintas casetas que se instalan para la ocasión.
Gastronomía
Los magníficos productos del campo y del mar de Galicia se ennoblecen en Lugo con excelentes preparaciones que combinan la cocina tradicional con la más moderna tanto en los restaurantes de lujo como en los más populares. Encontraremos precios más que razonables en unos y otros, y también la posibilidad de degustar los grandes vinos gallegos, blancos y tintos, que en los últimos años se han puesto al nivel de los mejores del mundo.
La empanada gallega es el primer producto que tenemos que probar. Resulta muy versátil y apropiada especialmente si vamos a movernos por la zona ya que se vende tapada y además se come fría. Existen muchas variantes de empanada dependiendo de su relleno; solamente tenemos que escoger la que más nos guste.
Respecto a los pescados, destacamos las sardinas asadas, cocidas con cachelos o servidas con pimentón, aunque tampoco le hacemos ascos al rodaballo y a la merluza. En cuanto a los peces de río, nos quedamos con los salmones del Ulla así como las truchas del Río Miño, Sil y otros ríos de gran capacidad. Y, por supuesto, no podían faltar los mariscos como la langosta de Burela, los mejillones del Río Miño o los cangrejos de río.
Las carnes también tienen su lugar en la región especialmente las de caza menor como la perdiz escabechada, la liebre, el conejo, y el faisán. El cerdo es importante en algunas localidades de la provincia y se consume en forma de botelo, lacón trufado, jamones cocidos con vino y sopa de manteca entre otros. En el terreno de la carne de vacuno en sus valles se produce la ternera gallega. En el terreno de la volatería es muy afamado el capón de Villalba, que celebra su feria en fechas próximas al día de Nochebuena.
Por último, tenemos que probar los excelentes quesos de la provincia entre los que se encuentra el de Cebrero y el queso San Simón da Costa elaborado con leche de vaca y que se caracteriza por su sabor ahumado. También cabe destacar el aceite de Quiroga, que es un aceite de oliva gallego virgen extra con categoría gourmet, elaborado de manera artesanal a partir de aceitunas provenientes de la zona de Val de Quiroga.