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La obra la vimos en el Teatro Maravillas
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Cuando tenía 17-18 años, mis amigo y yo pensábamos que éramos la quintaesencia del baloncesto. Que si no estábamos jugando en la NBA era porque ningún ojeador nos había visto. Así que cuando una tarde en la Ciudad Deportiva, un chico joven y su tío, cuarentón, calvo y no muy alto nos retaron a jugar un 2 contra 2, pensamos que era una buena ocasión para quedar bien delante de las chicas.
Sin saber cómo, cada vez que el balón llegaba al calvo, sin apenas saltar o hacer nada extraordinario, la jugada terminaba en canasta. Una y otra vez. O en una asistencia que hacía que el sobrino solo tuviera que meterla fácil. No nos lo podíamos creer, un calvito cuarentón nos estaba machacando. Lo que no sabíamos cuando aceptamos el reto era que el tipo había sido jugador profesional de baloncesto.
Todo lo anterior viene a colación porque viendo la obra, ha pasado algo similar. Empieza la obra, los actores hacen unas interpretaciones muy buenas, y de pronto, aparece un personaje nuevo. Interpretado por un señor de entre 50 y 60 años.
Y vas viendo que el tipo lo hace muy bien. Que cada vez que habla, o incluso sin hablar, se va adueñando del escenario. No sabes quién es, pero te suena un montón. A medida que va pasando la obra, cada vez es mejor la actuación y es el nudo principal.
El secreto es que nos encontramos con un profesional del espectáculo de primera categoría. Un actor que tiene más tablas que un barco de madera de 50 metros de eslora. Nos encontramos ante Eloy Arenas. Un actor capaz de con sólo levantar las cejas transmitir más que muchos actores en toda una representación. La obra es buena y divertida, pero sólo por tener la oportunidad de verlo actuar, ya merece la pena ir al teatro.
La obra es muy divertida y entretenida. El resto de actores del reparto son muy buenos también. Hacen muy bien su trabajo, y a pesar de compartir escenario con Arenas, son capaces de mantener relativamente bien su espacio y ser creíbles y divertidos.
El lenguaje y gestos de la obra pueden ser un poco “fuertes”, pero no en exceso. Si vamos con nuestros hijos y estos tienen más de 15-16 años, no hay ningún problema. En cualquier canción de regueton de las que se baila en las fiestas de fin de curso en primaria hay un lenguaje mucho peor.
Resumiendo, BURUNDANGA es una obra muy divertida en el que toda la familia pasará un buen rato. Además, el Teatro Maravillas está muy bien situado y después tendremos al lado muchas opciones para cenar en familia.